En nuestros días hemos perdido la perspectiva de nuestro papel en la Tierra. Si durante siglos la religión nos mantuvo sumisos ante las catástrofes naturales y epidemias, el avance de las ciencias positivas y humanas durante los últimos siglos nos ha alejado, afortunadamente por otra parte, de explicaciones mediatizadas de los mismos. Ya no hay un Dios airado frente a los pecados de los hombres que envía su castigo en forma de enfermedades y epidemias. Aunque sí que hay que reconocer que el desaforado desarrollo del capitalismo ha propiciado un nuevo antropocentrismo que nos ha alejado de la naturaleza en su avidez por un consumo desenfrenado de todo tipo de productos. El nuevo Dios es el progreso y todo tiene un valor y es potencialmente fuente de negocio. La mitología actual nos presenta a un ser humano alejado de la naturaleza y que no depende de ésta ni de sus limitaciones, que sólo afectan al resto de las especies. Y no olvidemos que vivimos en una sociedad que se asienta sobr
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