Hoy domingo me he quedado con las ganas porque ayer fue un día bueno (para lo que estoy acostumbrado este año), pero como ya dije en otra entrada, cena el sábado y madrugar el domingo son incompatibles. Nos hemos acercado a la playa de Hendaia y Blai se ha dado un baño.
El sábado, por primera vez este año, fui a la zona de Añi. Es territorio guipuzcoano, así que este fin de semana no he pasado la muga, aunque esté cerca. Dejé el coche en Ilarrazu, en el límite de Gipuzkoa y Nafarroa, en la ya antigua carretera de Azpirotz y de allí subí por un húmedo camino de piedra que se dirije hacia Añi, bordeando el monte Otsabio. Al principio del mismo, te encuentras con este canal de agua que va a un depósito cercano.
Al acabar la zona de piedra, se sube por un bosque hacia la cresta. El camino está bien marcado. Hay que ir con los ojos bien abiertos, porque aunque pasa bastante gente, puedes encontrar algo (ver el final del artículo) La subida es fuerte aunque no muy larga. Arriba, en una zona que antes era bastante buena, han hecho una gran tala y han cercado un terreno bastante extenso. Por cierto, el que lo haya hecho, ha dejado todos los alrededores sucios, con restos de árboles y totalmente impracticable. Tarjeta roja al responsable. Bordeando la valla como puedes, al frente Aralar (Malloak) desde otra perspectiva que otros días.
A la derecha, Balerdi, que últimamente aparece omnipresente en casi todas mis salidas.
A partir de este punto, se coje el camino de la derecha para dirigirse hacia Añi. En el recorrido, bastantes robledales, hayedos y algunos castaños. Me costó encontar hongos, entre otras cosas porque la zona está bastante transitada entre semana: cada vez hay más prejubilados, gente que trabaja a turnos, ... que va a los bosques en busca de hongos. Para cuando llegamos los de los fines de semana, ya ha pasado mucha gente y nos tenemos que conformar con lo que se dejan. Entré en bosque limpio y sucio, hacia arriba, hacia abajo, una ladera y la contaria, y al final encontré unos "ontto zuri". Para mucha gente, aunque tenga más fama el "beltza", es mucho más sabroso el "zuri", y no les falta razón, es algo más gelatinoso.
Un paseo hasta los puestos de caza, ya vacíos, aunque todavía andaban cazadores "a la becada" con los setter inglés y los silbatos. Una bonita imagen de una setas de árbol. Creo que son "Crepidotus applanatus"
De vuelta por el mismo sitio que había subido, y junto al camino, entre la hierba, el premio gordo del día, dos hermosos ejemplares de "ontto beltza", que premiaban la paliza que me había dado. Parece mentira, pero donde menos me esperaba sonó la flauta. Habría pasado cantidad de gente por delante, yo mismo a la ida, pero todos vamos con la directa metida para llegar a los bosques de arriba. Por eso, recomiendo al que vaya a por setas, paciencia, tranquilidad y no dejar de mirar por el camino, porque donde menos te esperas está el premio.
Para acabar, una receta para disfrutar de los hongos de otra manera. Se trata del Risotto de hongos, receta tradicional italiana, aunque con toque euskaldun (cambiamos el vino y el queso)
Para 4 personas: 5 tazas de café de arroz, 1/2 cebolla, 1 vaso de txakolí u otro vino blanco, 250 gr. de hongos. Queso idiazábal.
Pochar la cebolla cortada en juliana. Añadir los hongos cortados en láminas de 3-4 cm., dejar que se doren, añadir el txakolí, rehogar el arroz y echar el agua. A media cocción, añadir el queso de Idiazábal rallado y dejar cocer hasta que se evapore el agua a fuego medio y removiendo con una cuchara de palo. Mejor no echar nata, para que quede cremoso, removerlo mientras cuece.
A comer y hasta la próxima semana
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