Hace tiempo que tenía ganas de hacer este paseo por la costa guipuzcoana. Poco a poco voy completando los itinerarios cercanos al mar.
La ruta, muy bien señalizada, nos llevará desde la actual capital guipuzcoana hasta el puerto más importante del territorio histórico, Pasaia o Pasajes, puerto natural, o fiordo, situado en la desembocadura del río Oiartzun, entre los montes Ulia y Jaizkibel, del que ya tenemos referencias históricas desde la época romana.
El camino parte del barrio donostiarra de Sagüés, en el borde oriental de la costa de la ciudad. En las cercanías, un caserón-palacio de reminiscencias muy marineras, la Casa Okendo, cuna de una saga de marinos que ostentaron importantes cargos en San Sebastián y Gipuzkoa durante los siglos XVI y XVII. Miguel de Oquendo fue quien reedificó la pequeña casa en la que nació convirtiéndola en un pequeño palacio con el aspecto que ha llegado hasta nuestros días. Participó con 14 navíos en la conocida como "Armada Invencible".
Dejamos la hoy convertida en Casa de Cultura a nuestra vera y ascendemos por el paseo Zemoria unas empinadas escaleras, alcanzando el no menos vertical camino que utilizó desde su inauguración en 1902 el tranvía que unió el monte Ulia con la ciudad hasta 1917 año en el que tuvo que cerrar ante la paulatina caída de usuarios desde que cinco años antes se hubiese inaugurado el parque de atracciones del Monte Igueldo. Fue la primera concesión para un tren electrificado en la península.
Se complementó con un transbordador funicular, también llamado tranvía aéreo, ideado por el entonces prestigioso ingeniero Torres Quevedo.
Desde este punto comenzamos a disfrutar de una de las más bellas estampas de la ciudad. Seguimos por la antigua ruta que ocupaba el tranvía, hasta que nuevamente nos encontramos con el mar de frente.
El camino continúa ahora por una bóveda de árboles hasta que nuevamente sobre los acantilados, observamos las ruinas de Monpas. Este punto estuvo ocupado por diferentes bases de defensa militar desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XX. Desde aquí la artillería cañoneó la ciudad en el asalto del 31 de agosto de 1813.
Unos metros más adelante alcanzamos la fuente y lavadero de la Kutralla, de finales del siglo XVIII, donde limpiaban sus ropas numerosos donostiarras que llegaban hasta este punto en carros tirados por bueyes o en el tranvía antes mencionado durante el corto periodo en que este estuvo en funcionamiento. El anecdotario popular cuenta que incluso las ropas de cama del Hotel Londres se limpiaban en esta fuente. Llevaremos andando aproximadamente media hora desde que salimos de Donostia.
Continuamos el sendero por un camino en zigzag hasta cruzarnos con el camino que viene de la cima de Ulia. En este punto, seguimos hacia la izquierda, para seguir bordeando el monte por el litoral. Un nuevo cruce nos une a la senda que viene del camino que va por los acantilados y que en algún punto que se nos ha pasado hemos debido dejar antes. Desde aquí, nos asomamos al mar desde una de las atalayas utilizadas por los balleneros para avistar sus codiciadas piezas.
A nuestra derecha, podemos ver ya Jaizkibel e intuir la bocana de entrada al puerto de Pasajes, con los barcos acercándose a su difícil entrada.
Toda esta zona sorprende por su virginidad a pesar de encontrase tan cerca de los núcleos más densamente poblados de Gipuzkoa. Es muy visitada por pescadores y mariscadores, con alguno de los cuales nos cruzamos en nuestro periplo.
Alcanzamos ahora la ensenada de Illurgita o Mendiola, enclave natural en forma de pequeña concha, en su día muy visitado por excursionistas donostiarras y de los alrededores para bañarse en su protegida cala y pasar allí el día. Otrora también se cuenta que fue visitada por corsarios y piratas de la zona para descargar sus mercancías.
Recreando en nuestra mente aventuras de barcos y sables, seguimos nuestra ruta hasta encontrarnos con los restos de uno de los acueductos que conformaban la antigua red de traída de aguas a la capital, inaugurada en 1842.
Nos topamos unos metros después con una nueva fuente, conocida como del inglés y dos túneles, uno de ellos taponado, de la Junta de Obras del Puerto de Pasajes. El nombre del manantial nos recuerda la presencia de tropas inglesas por estos lares durante las guerras napoleónicas y carlistas.
Desde este punto ya vemos uno de los faros que jalonan la difícil entrada del puerto pasaitarra, el Faro de la Plata, nombre que los pescadores le dieron por el color que toman las lajas del acantilado cuando están mojadas.
Debajo del faro, las paredes más escarpadas y verticales que podemos admirar en el recorrido. En el mar, varios barcos aguardan para entrar a puerto, mientras la trainera de San Pedro sale a mar abierta para entrenar. Desde aquí escuchamos los gritos de su patrón marcando el ritmo de las paladas.
Alcanzamos la explanada del faro, mirador sobre la bocana del puerto y el monte Jaizkibel.
Continuamos por la carretera hasta una nueva zona de descanso con un mirador sobre la entrada al puerto y un poco más adelante abandonamos la carretera para tomar el camino que nos descenderá por unas empinadas escaleras hasta el faro Zenokozuloa hasta alcanzar la boca del puerto.
Por detrás de los Astilleros Aizkorreta, con la draga Jaizkibel esperando a ser reparada en una de sus rampas, alcanzar el paseo que bordea el puerto por la vertiente de Pasai San Pedro.
Enfrente, la coqueta estampa de Pasai Donibane o San Juan, de reminiscencias familiares para quien esto escribe.
En cuanto a la duración de la ruta, nos habrá llevado aproximadamente algo más de dos horas y media, con paradas, etc. Seguimos andando hasta Trintxerpe, conocido en los 60 y 70 del pasado siglo como la quinta provincia gallega, cuando los bacaladeros que daban riqueza y vida al puerto se nutrían de marineros de aquella tierra.
Allí cogemos un autobús de línea que nos devolverá al punto de origen, en Sagüés.
Nos prometemos una nueva visita a esta ruta con final cruzando en barca a San Juan para comer en uno de sus muchos y buenos restaurantes.
La ruta, muy bien señalizada, nos llevará desde la actual capital guipuzcoana hasta el puerto más importante del territorio histórico, Pasaia o Pasajes, puerto natural, o fiordo, situado en la desembocadura del río Oiartzun, entre los montes Ulia y Jaizkibel, del que ya tenemos referencias históricas desde la época romana.
El camino parte del barrio donostiarra de Sagüés, en el borde oriental de la costa de la ciudad. En las cercanías, un caserón-palacio de reminiscencias muy marineras, la Casa Okendo, cuna de una saga de marinos que ostentaron importantes cargos en San Sebastián y Gipuzkoa durante los siglos XVI y XVII. Miguel de Oquendo fue quien reedificó la pequeña casa en la que nació convirtiéndola en un pequeño palacio con el aspecto que ha llegado hasta nuestros días. Participó con 14 navíos en la conocida como "Armada Invencible".
Dejamos la hoy convertida en Casa de Cultura a nuestra vera y ascendemos por el paseo Zemoria unas empinadas escaleras, alcanzando el no menos vertical camino que utilizó desde su inauguración en 1902 el tranvía que unió el monte Ulia con la ciudad hasta 1917 año en el que tuvo que cerrar ante la paulatina caída de usuarios desde que cinco años antes se hubiese inaugurado el parque de atracciones del Monte Igueldo. Fue la primera concesión para un tren electrificado en la península.
Se complementó con un transbordador funicular, también llamado tranvía aéreo, ideado por el entonces prestigioso ingeniero Torres Quevedo.
Desde este punto comenzamos a disfrutar de una de las más bellas estampas de la ciudad. Seguimos por la antigua ruta que ocupaba el tranvía, hasta que nuevamente nos encontramos con el mar de frente.
El camino continúa ahora por una bóveda de árboles hasta que nuevamente sobre los acantilados, observamos las ruinas de Monpas. Este punto estuvo ocupado por diferentes bases de defensa militar desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XX. Desde aquí la artillería cañoneó la ciudad en el asalto del 31 de agosto de 1813.
Unos metros más adelante alcanzamos la fuente y lavadero de la Kutralla, de finales del siglo XVIII, donde limpiaban sus ropas numerosos donostiarras que llegaban hasta este punto en carros tirados por bueyes o en el tranvía antes mencionado durante el corto periodo en que este estuvo en funcionamiento. El anecdotario popular cuenta que incluso las ropas de cama del Hotel Londres se limpiaban en esta fuente. Llevaremos andando aproximadamente media hora desde que salimos de Donostia.
Continuamos el sendero por un camino en zigzag hasta cruzarnos con el camino que viene de la cima de Ulia. En este punto, seguimos hacia la izquierda, para seguir bordeando el monte por el litoral. Un nuevo cruce nos une a la senda que viene del camino que va por los acantilados y que en algún punto que se nos ha pasado hemos debido dejar antes. Desde aquí, nos asomamos al mar desde una de las atalayas utilizadas por los balleneros para avistar sus codiciadas piezas.
A nuestra derecha, podemos ver ya Jaizkibel e intuir la bocana de entrada al puerto de Pasajes, con los barcos acercándose a su difícil entrada.
Toda esta zona sorprende por su virginidad a pesar de encontrase tan cerca de los núcleos más densamente poblados de Gipuzkoa. Es muy visitada por pescadores y mariscadores, con alguno de los cuales nos cruzamos en nuestro periplo.
Alcanzamos ahora la ensenada de Illurgita o Mendiola, enclave natural en forma de pequeña concha, en su día muy visitado por excursionistas donostiarras y de los alrededores para bañarse en su protegida cala y pasar allí el día. Otrora también se cuenta que fue visitada por corsarios y piratas de la zona para descargar sus mercancías.
Recreando en nuestra mente aventuras de barcos y sables, seguimos nuestra ruta hasta encontrarnos con los restos de uno de los acueductos que conformaban la antigua red de traída de aguas a la capital, inaugurada en 1842.
Nos topamos unos metros después con una nueva fuente, conocida como del inglés y dos túneles, uno de ellos taponado, de la Junta de Obras del Puerto de Pasajes. El nombre del manantial nos recuerda la presencia de tropas inglesas por estos lares durante las guerras napoleónicas y carlistas.
Desde este punto ya vemos uno de los faros que jalonan la difícil entrada del puerto pasaitarra, el Faro de la Plata, nombre que los pescadores le dieron por el color que toman las lajas del acantilado cuando están mojadas.
Debajo del faro, las paredes más escarpadas y verticales que podemos admirar en el recorrido. En el mar, varios barcos aguardan para entrar a puerto, mientras la trainera de San Pedro sale a mar abierta para entrenar. Desde aquí escuchamos los gritos de su patrón marcando el ritmo de las paladas.
Alcanzamos la explanada del faro, mirador sobre la bocana del puerto y el monte Jaizkibel.
Continuamos por la carretera hasta una nueva zona de descanso con un mirador sobre la entrada al puerto y un poco más adelante abandonamos la carretera para tomar el camino que nos descenderá por unas empinadas escaleras hasta el faro Zenokozuloa hasta alcanzar la boca del puerto.
Por detrás de los Astilleros Aizkorreta, con la draga Jaizkibel esperando a ser reparada en una de sus rampas, alcanzar el paseo que bordea el puerto por la vertiente de Pasai San Pedro.
Enfrente, la coqueta estampa de Pasai Donibane o San Juan, de reminiscencias familiares para quien esto escribe.
En cuanto a la duración de la ruta, nos habrá llevado aproximadamente algo más de dos horas y media, con paradas, etc. Seguimos andando hasta Trintxerpe, conocido en los 60 y 70 del pasado siglo como la quinta provincia gallega, cuando los bacaladeros que daban riqueza y vida al puerto se nutrían de marineros de aquella tierra.
Fuente: http://anaka1881.com/ |
Nos prometemos una nueva visita a esta ruta con final cruzando en barca a San Juan para comer en uno de sus muchos y buenos restaurantes.
Donosti es como le llamaban antes los aldeanos. Para mí, lo que existió siempo0re fué SAN SEBASTIÁN (Para los arrantzales Irutxulo). No acepto cambiar el nombre histórico, por un galicismo, o mejor, por una contracción pueblerina del nombre en GASCÓN: Done Bastián. Y me paso por cualquier sitio innooble lo que digan los bidus y dem´`as "kolegas".
ResponderEliminarMuy bonito paseo y con un paisaje muy atractivo.
ResponderEliminarEs un rompepiernas con muchas subidas y bajadas y hay tramos bastante estrechos.A mi me llamó la atención la estrechez de la bocana. La recompensa esta en San Pedro. Un buen txakoli con unas sardinas y bonito en aceite.Todas las calorías gastadas en el paseo a hacer puñetas, pero ¡qué bien!.
Un saludo,
yo creo que la clave es que el autor especifique que tipo de tiempo es, si es con paradas o no y en qué fecha y condiciones climáticas. Una ruta cambia mucho si hay nieve o no y si esta es dura o blanda.
ResponderEliminary además y esto depende más de nosotros hay que saber el nivel técnico y físico de quien las expone y saberlo comparar o poner en contraste con el nuestro.
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Aparte de las reseñas mirar un mapa topográfico de la zona.
Las curvas de nivel te pueden dar una idea.
Y si ya dispones de curvimetro para tener una idea aproximada de la distancia mejor.
Yo tengo como referencia, una hora para 300 metros de desnivel, por ejemplo.
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A la hora de trazar una ruta meteorología y tiempos, son fundamentales. Las consultas de páginas web deben ser orientativas, cada montañero debe ser capaz de calcular sus tiempos de acuerdo con sus características y de las de sus acompañantes. Yo utilizo el plano, calculando desnivel, distancias y peso en la mochila, con el tiempo llegas a ser bastante preciso.
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Yo tengo entendido que lo normal son esos 300m de desnivel + son los normales para un ruta de verano, y de hecho creo que si subes bastante más rápido puedes tener problemas con la diferencia de presión atmosférica... Al menos a mi alguna vez me ha empezado a doler la cabeza si subo o bajo demasiado rápido...
Ahora bien, también hay que tener en cuenta que no es lo mismo 300m invernales que 300m veraniegos
Los últimos años se ha popularizado el uso de Wikiloc en los blogs de algunos montañeros. En ellos, aparte de describir sus rutas con texto y poner fotos de ellas (algunos también añaden imágenes con planos de la zona con las rutas marcadas, incluso imágenes con los perfiles de las altitudes) suelen añadir iframes (marcos incorporados o incrustados en las entradas o páginas web) de Wikiloc donde se ve, en mapas (de Google Maps por defecto, aunque hay otros disponibles), el itinerario seguido (algunos en vez de iframes ponen simplemente enlaces hacia Wikiloc). Ahí mismo es posible hacer zoom, bien para enfocar una zona en concreto o tener una vista más de lejos. Al pinchar en el logotipo de Wikiloc (arriba a la derecha; o en el enlace) se abre una página de este servicio donde se ve el mapa con más detalles (incluyendo un perfil altimétrico que, al pasar el puntero del ratón por encima, se muestra la correspondencia de cada punto suyo -altitud- con la situación en el mapa -según sus coordenadas de latitud y longitud-), así como más información sobre la ruta en cuestión. Sobre el mapa hay un enlace desde donde se puede descargar un fichero con datos de GPS sobre dicha ruta (y, en su caso, sus waypoints o puntos de interés o localizaciones elegidos el usuario; para ello hay que registrarse, gratis). Se puede bajar un archivo con formato GPX, KML o TCX. Previamente el montañero ha tenido que hacer el recorrido llevando su aparato navegador de GPS y luego subir los datos del aparato de la ruta a Wikiloc (en uno de los tres formatos citados o en varios más), o bien crear la ruta manualmente (sin datos de un aparato GPS) añadiendo puntos sobre el mapa (para subir rutas también hay que estar registrado).
ResponderEliminarSobre el tema de este hilo: en Wikiloc, en los datos de la ruta que están la derecha del mapa, hay un icono con forma de flecha circular que indica si la ruta finaliza en el punto de partida (es circular) o no, según la palabra que salga al lado (sí o no). Vamos, que es una versión simplificada del tipo de recorrido del MIDE (ida y vuelta, circular o travesía). Si en Wikiloc dice que la ruta no es circular se corresponde con una travesía según MIDE, y si en Wikiloc dice que la ruta sí es circular puede ser un recorrido circular o bien de ida y vuelta según MIDE. Es decir, que un recorrido circular según Wikiloc puede ser realmente circular (vuelta al punto de partida por un camino distinto al de ida) o de ida y vuelta (mismo itinerario seguido en ida y en retorno).
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En Wikiloc se facilita el tiempo que el senderista o alpinista que subió la ruta a su servidor tardó en hacer el recorrido, sea circular o no. Se incluye el tiempo de las paradas si las hubo. Vamos, que si subió una cima y volvió al mismo punto donde empezó a andar (ruta circular, bien regresando por el mismo camino o bien por otro) se indica el tiempo total (subida más bajada).
Nota: en Wikiloc, aparte de rutas para senderismo y alpinismo hay muchas más: carrera de montaña, ciclismo (de carretera o montaña), a caballo, en tren, en coche, a vela, ...... ¡hasta en globo!
Lo malo de las reseñas de Wikiloc es que a menudo desconoces en que condiciones se hizo la salida, cual era el nivel de quién la ha registrado o si este ha hecho paradas o no, ya que mucha gente apenas aporta una descripción de la actividad. Por eso hay que coger los tiempos de estas "con pinzas", para no llevarnos sorpresas.
ResponderEliminarSi programas un viaje a San Sebastián, deberás de encontrar un alojamiento. Es conveniente que te guíes por opiniones de otros viajeros. Es esencial contar con una habitación confortable, con una cama cómoda en la cual podamos descansar correctamente.
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