Partimos del convento de Santa Clara (siglo XVIII), con un magnífico retablo barroco de Ignacio de Ibero, por cierto restaurado hace unos años por Artelan, la empresa de mi hermano Javier.
Ascendemos por la carretera que nos lleva a Izaskun. Pasamos la clínica de la Asunción, y tras pasar la primera curva de herradura, cogemos un camino asfaltado que sale a la izquierda (15'). Unos metros más adelante, dejamos la pista asfaltada y seguimos por el camino de la derecha, siempre con la vista de Uzturre frente a nosotros.
Seguimos ascendiendo y dejamos a la izquierda el camino que viene de Izaskun(20'). Tenemos un pequeño descanso de unos pocos metros para tomar resuello. El camino de piedra nos lleva por debajo del peñasco de Uzturre coronado por la cruz.
Unas fuertes rampas nos conducen hacia el caserío Illarrazu, dejando la cruz de Uzturre a nuestra derecha. A la izquierda, el macizo de Hernio, con Herniozabal en primer plano, y el pueblo de Hernialde en su regazo.
Alcanzamos el caserío Illarrazu (40'). Echamos la vista atrás y por encima de su recientemente renovado tejado, una vista de Tolosa, con Aralar y Txindoki al fondo. Seguimos ascendiendo y tras pasar una langa, hemos alcanzado la otra vertiente. Al fondo, a pesar de la deficiente calidad de las imágenes (son del móvil), y del mal tiempo (lluvia, frío y viento me acompañaron durante toda la ruta a partir de este momento) se atisba el mar con Igeldo y Ulía flanqueándolo Prometo volver en primavera con mejor tiempo y una máquina de fotos en condiciones. Continuamos subiendo y tras pasar un bosque de hayas, encontramos un pequeño montoncito de piedras que nos indican a la derecha el sendero para subir a Uzturre (40'). A partir de aquí y tras unas pronunciadas rampas, en un cuarto de hora estaríamos en la cumbre. Hoy nuestro paseo me lleva por otros derroteros. Seguimos el camino en dirección a Belabieta por bosques de pinos insignis (pino radiata), hasta encontranos con un cruce, con un poste indicador (Belabieta-Uzturre-Tolosa). Cogemos el camino de la izquierda, atravesamos una valla y nos encontramos con otro poste en en el que de frente indica Loatzo. (60') Seguimos el camino a través de un bonito bosque de alerces (el único pino de nuestro entorno que tiene hoja caduca). Al final del mismo, en un claro, un nuevo poste nos señala Loatzo hacia la derecha. Tras una corta pero empinada cuesta habremos llegado a la cumbre de Loatzo. (635 m.) Han transcurrido 1h.15' desde que salimos de Santa Clara.A pesar de no tener mucha altura (635 m.), la vista despejada hacia el Norte, hace que sea una excelente atalaya sobre la cuenca del río Oria, el Beterri, Adarra, Peñas de Aya, ... y el mar cuando está despejado. Aprovecho la imagen de la cruz de Loatzo para terciar en la polémica que se ha desatado en la prensa local sobre la proliferación de placas y cruces en nuestros montes, especialmente en Hernio, a raíz de la destrucción de una de ellas. Es cierto que cada vez más, con la costumbre de aventar las cenizas en los montes, éstos se están llenando de placas conmemorativas, cruces, incluso tumbas en toda regla y a pesar de mi conocida aversión a todo lo que sean corsés normativos reguladores, algo habrá que hacer para que no se conviertan los montes más emblemáticos en cementerios encubiertos. Esto no quiere decir que ciertos elementos fruto de tiempos pasados, como puede ser la cruz de Uzturre, deban ser demolidos (en cierto modo forma ya parte de su estampa) Sí que hay otros, como el Sagrado Corazón de Urgull, que, entiéndaseme, no por su significado, que respeto, sino por su ubicación en el Castillo de la Mota, vestigio de la ciudad-fortaleza que fue San Sebastián, yo abogaría por trasladar a Ulía, por ejemplo.
Tras el "speech" sigo con la ruta. Desandamos el camino hasta el cruce que nos indicaba Belabieta en un sentido, y Tolosa-Uzturre en el otro y continuamos dirección a Belabieta. El camino totalmente embarrado se hace incómodo, sobre todo el primer tramo. Alguien (pienso que Diputación) debería obligar a los responsables a arreglar las pistas después de una tala. Una foto que da fe del estado de la pista tras el paso de las máquinas, agravado por las lluvias y nevadas de estos últimos días.Siguiendo por la ruta de Belabieta, que va bordeando el macizo de Uzturre, llegaremos a un nuevo cruce (1h.55'). Cogemos el camino que asciende hacia la derecha. Una vez arriba, dejamos atrás la cumbre de Belabieta(699 m.) y enfilamos hacia Uzturre atravesando todo el cordal, uno de los lugares que más me gustan de Tolosaldea. Aquí, el tiempo era ya más que invernal, infernal y saqué las fotos como pude.
A nuestra izquierda Belauntza y el valle de Berastegi. A la derecha, el valle del Oria, hasta el mar. Las fotos para un día con mejor climatología. Siguiendo por el sendero de la imagen, y en la siguiente loma, entre los árboles, a la derecha, llegamos al buzón de Uzturre (730 m.) (2 h.30')Bajamos hacia la cruz, y por el camino tradicional de subida a Uzturre desde Tolosa-Izaskun, iniciamos el descenso.
A pesar de ser el camino más utilizado para subir a Uzturre (los domingos de buen tiempo parece el metro) a mi es el que menos me gusta. Desde que en los años 80 hicieron la pista para las obras de la conducción del gas natural, perdió casi todo su encanto, rematado hace 2 ó 3 años por el Ayuntamiento de Ibarra que hormigonó el último tramo de la pista, para que pasen 2 todoterreno al año. Ya no sabría ni encontrar la que de chavales llamábamos "cuesta de la agonía".
LLego a Izaskun (3 h.5')) y en el bar de enfrente de la iglesia me caliento en la chimeneta que mantienen encendida y repongo fuerzas con un poco de carne y chorizo cocido, acompañados de un "caldico" y una botella de sidra.
Por cualquiera de los múltiples caminos (en este caso por el que baja a la izquierda del de "las escaleras") descendemos hasta Tolosa y alcanzamos el punto de partida (3 h.15'), descontado el tiempo del almuerzo. Una anecdota: en este punto durante muchos años siempre había un burro atado de algún "baserritarra" que bajaba leche al pueblo. Cuentan las malas lenguas que algún lunes de feria que se había pasado un poco con el vino, montaba en el burro y éste le llevaba derechito hasta el caserío.
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