MURUMENDI

Ésta es una de las cumbres más emblemáticas del Goiherri, si dejamos aparte las que conforman el Aralar guipuzcoano. Vista desde Santa Marina.Hacía tiempo que no la visitaba y ayer lo hice desde este punto, un paseo corto y agradable, que parte desde este barrio perteneciente a Albiztur, y ya a una altura considerable. La ermita de Santa Marina de Argisain, a pesar de su aspecto moderno con sus paredes encaladas y su torre de aguja, conserva una portada románica, que da fe de la antigüedad de su primitiva construcción.Junto a ésta, el caserío Santamaña-aundi, antiguo Hospital de Peregrinos, con sus ventanas góticas partidas y cegadas.
Recordemos que por este paraje pasa una de las más antiguas y transitadas rutas del Camino de Santiago que atraviesan Gipuzkoa en continuo sube y baja, en busca del Túnel de San Adrián.
Junto a la ermita, al borde del edifico que albergó la escuela, parte el camino que siguiendo la ruta jacobea, nos conducirá a los pies de Murumendi, nuestro destino.
A los 5' alcanzamos el caserío Larrañaga goikoa, donde cogemos el camino que bordea éste por la derecha.Diez minutos más de marcha y alcanzamos un nuevo e imponente caserío, donde nuevamente cogemos el camino que asciende por su derecha, hasta alcanzar una pista asfaltada en otros 10' donde seguiremos hacia la izquierda, sin abandonar la ruta jacobea, continuando en dirección a Mandubia.
Un cuarto de hora después, cuando la pista empieza a descender, abandonamos ésta cogiendo la que por la izquierda se adentra en un bosque de hayas.
Más adelante, pasamos una langa y seguimos subiendo por el bosque.Una hora después de haber inciado la ruta, franqueamos una nueva langa y continuamos llaneando por el camino, que en esta zona se va estrechando.
En esta parte del trayecto tenemos la cumbre a nuestra izquierda. Una vez que alcanzamos el cruce con el camino que viene de Mandubia, encontramos un cartel indicador que nos señala el camino de la cima hacia a la izquierda.
Cinco minutos más de esfuerzo nos conducirán hasta nuestro objetivo, Murumendi, situado a 864 m. de altura.
Una imagen del buzón, gemelo del de Putterri y una mesa de orientación. La ascensión desde el punto de partida nos habrá llevado 1h.10'.Detrás vemos Azpeitia, a los pies del macizo de Izarraitz.
En esta otra fotografía apreciamos Santa Marina, punto de partida de la excursión y detrás, en el centro de la imagen, Intxur, en una de cuyas laderas cercanas a la cima, se encuentran los restos de un poblado de la Edad de Hierro, donde se han hallado restos de las primeras viviendas de Gipuzkoa y de la actividad agraria de sus pobladores.El buzón no es la única coincidencia entre Putterri y Murumendi. También esta cumbre está relacionada con Mari, de quien ya hablé en la entrada correspondiente a aquélla. Habitaba en una de sus cuevas desde la que se traslada a sus otras moradas en Txindoki, Putterri, Anboto o Aketegi.
Otros personajes de la mitología vasca, como los gentiles y las lamias, también están relacionados con Murumendi en las leyendas.
Las lamiak se representan casi siempre como mujeres, muy bellas, a veces con cola de pescado (como sirenas) que lavan la ropa en los ríos y se peinan sus largos cabellos con un gran peine de oro. Los baserritarrak les dejaban comida a la orilla del río, que éstas ingerían durante la noche. A cambio, les realizaban las tareas del campo que éstos habían dejado inacabadas.
En cuanto a los jentilak, eran hombres de gran estatura y corpulencia, a quienes se atribuía una fortaleza excepcional, y se les identifica con los vascos precristianos. Es conocida entre nosotros la Calzada de los Gentiles, a la que ya me refería en la entrada que dediqué a Enirio-Gañeta.
La sierra de Murumendi hace de divisoria de aguas entre las cuencas del Urola y del Oria. Sus arroyos alimentan ambos ríos según desciendan por una u otra vertiente.
Una de las razones que hacen que esta cumbre sea tan visitada, es su propia situación en un punto casi céntrico de Gipuzkoa, lo que hace que sus vistas alcancen prácticamente todas las cumbres de nuestra provincia. Merece la pena la visita, sobre todo si el día es despejado. Txindoki y Aralar desde la cima. Además la ascensión desde el punto hoy relatado es muy llevadera, con largos tramos llanos en los que recuperarnos de las inevitables pendientes.