Hace unas semanas acabaron nuestros Iñauterik de este año. Como los últimos, no he faltado a la cita y por unos días nos hemos liberado de las preocupaciones diarias y hemos disfrutado de los mismos como la ocasión lo merece.
Este año fuimos entrando en ambiente las semanas previas entre la preparación de los mismos y espectáculos como el que nos brindó la Orquesta Et Incarnatus de Miguel Zeberio, con la colaboración especial de músicos como Natxo de Felipe, el saxofonista Gorka Benitez, el panderojole Leturia o las sopranos Ana Otxoa y Miren Garikano, entre otros.
Una delicia escuchar piezas tradicionales de nuestro carnaval, interpretadas por una orquesta de cuerda, acompañada en esta ocasión de txistu, guitarra, saxo, flauta, pandero, etc...
Sonaron entre otras la Alborada, Txistuaren habanera, Segismunda, Jota, la 23, Troika, Baratzako Pikuak, Isabelita, Nexkatil Poxpolin o Paquita la Vergaresa.
Pronto llegó el Jueves Gordo, uno de los días más esperados por los tolosarras jóvenes y mayores, día de iniciación para los primeros y de cena y gaupasa entre amigos para los segundos.
La noche del jueves se nos hace corta todos los años y el ambiente es inigualable al de ningún otro día del año.
Cena de Primera División, no esperábamos menos de los cocineros Julio, Carlos y sus pinches, toda la Junta Directiva entrante como es preceptivo. Nos obsequiaron con un menú compuesto por chorizo cocido (no podía faltar en Jueves Gordo), entremeses (un exquisito jamón ibérico, lomo y foie, espárragos, ...), langostinos flambeados y solomillo con hongos; de postre, tarta. Para beber crianza y el gin-tonic incluido como copa, como tiene que ser. Luego, salida con la txaranga, con los músicos venidos desde Ordizia, y dirigidos por Fernando Otxoa.
Tras el paréntesis del viernes y el sábado, llegan los tres días centrales de nuestro Carnaval.
No me da tiempo a asistir a la Diana, momento que este año no fue tan multitudinario como los últimos por la incesante lluvia.
Luego el día mejoró y conseguimos pasar la mañana con la txaranga sin tener que usar prácticamente los plásticos de los chinos, aunque algo sí que nos mojamos.
Como novedoso, este año nos tocó amenizar la sokamuturra en la Plaza Nueva, lo que nos hizo adelantar algo el almuerzo, opíparo por otra parte, que nos preparó de nuevo la diligente Junta Directiva de la sociedad: caldo, chorizo y carne cocida con huevos frtos y patatas fritas, todo ello en abundancia y acompañado de sidra y buen vino.
En la plaza Nueva, a las 11, dos toros ensogados bastante movidos dieron un poco de aliciente a la mañana y tras finalizar el espectáculo taurino seguimos tocando por la Parte Vieja, Plaza Justicia y aledaños de San Francisco, acercándonos poco a poco a la sociedad, con las consiguientes paradas para saciar la sed en los bares.
Desde aquí, agradecer a todos ellos, la deferencia que tienen con las txarangas, obsequiándonos con la bebida para mantener húmeda la garganta de los músicos. Es de todos conocido que con la boca seca es difícil tocar el instrumento.
Nuevamente en nuestra sede, comida por todo lo alto y en abundancia, que consistió en entrantes, ensalada y un exquisito cordero asado. Tras los cafés y copas, cánticos y piezas de música interpretados por la txaranga amenizaron la sobremesa hasta que de nuevo salimos a la calle, a los aledaños de la Plaza de Toros, como mandan los cánones, entonando la 7 y la 14. esta vez el tiempo ya no aguantó como la mañana y aunque pasados por agua, disfrutamos igualmente del gran ambiente carnavalero tolosarra. Por la Avenida de Navarra, pasando antes por el Orúe bajamos hasta la calle Isaac López-Mendizábal, rebosante de gente y regresamos nuevamente hacia la sociedad donde hacia las 8 dimos por finalizada la jornada en cuanto a la actividad musical se refiere. Aún nos dio tiempo a ver algunas carrozas antes de retirarnos.
Este año, varios compañeros de la Musika Eskola nos acompañaron en nuestro periplo.
Como testimonio la foto de los músicos aficionados. Para algunos fue su primera salida con la txaranga y esperamos que repitan.
El lunes, como va siendo habitual, montamos nuestro tenderete en el Triángulo. Una pequeña Feria Internacional del Txorizo, dentro de las actividades que a lo largo del año programa Tolosa Gourmet.
Txorizos de múltiples procedencias y sabores, como el Bárcenas, Eres Andalucía, Gürtel, Infanta, Urdangarín, Bravo, ... El más solicitado el Barcina.
Hubo para todos los gustos y quien no encontrase su chorizo preferido disponía de una máquina para hacérselo self-service, una gran urna donde depositar su voto, auténtica máquina de fabricar chorizos.
Durante la mañana el tiempo aguantó, aunque a partir del mediodía, un nuevo temporal que azotó la costa cantábrica, nos llenó de agua y fuertes rachas de viento.
El martes, maratoniana jornada. Todavía volviendo la gente de la Alborada, nos citamos a las 7 y media de la mañana en la Plaza Zaharra para salir con la txaranga Kábila.
Después de una larga espera y ver cómo pasaban el resto de las txarangas camino de la Plaza de Toros, aparecen las llaves del local y los músicos pueden coger sus instrumentos.
En el toro del Aguardiente, media plaza y buen ambiente, con los del Arco Iris tocando las piezas más nuevas del repertorio y ejecutando una de las clásicas que se oyen poco, el precioso pasodoble Peña Parrita, muy apropiado para el momento. prometemos a Joaquín ensayarlo para el año que viene. Primer desayuno de la mañana, con anís y pastas, como es tradición.
Este año la visita al Gerontológico de la Alhóndiga, la dejamos para la tarde, al no tener que ir a los toros por no ser oficial el martes.
Al salir de los toros enfilamos por San Francisco y la calle Rondilla hasta llegar a Gozona, donde amablemente nos obsequian con pastas, cigarrillos y tejas, esta vez regados con moscatel.
Almuerzo en el Beti Alai, sede oficial del Kábila durante el Carnaval desde hace muchos años y hasta mediodía tocando por el pueblo, para volver a comer al mismo punto.
Tarde de gin-tonics. El martes fue el día más lluvioso de estos carnavales y no nos quedó más remedio que irnos refugiando de bar en bar, hasta acabar hacia las 9 de la noche, no sin antes haber merendado en la cafetería Triángulo.
El año que viene, el Kábila cumplirá 75 años de presencia ininterrumpida en el Iñaute tolosarra y el amigo Antxon ya está pergeñando algo para celebrarlo como se merece. Si en el 50 aniversario trajo un camello....
Este año fuimos entrando en ambiente las semanas previas entre la preparación de los mismos y espectáculos como el que nos brindó la Orquesta Et Incarnatus de Miguel Zeberio, con la colaboración especial de músicos como Natxo de Felipe, el saxofonista Gorka Benitez, el panderojole Leturia o las sopranos Ana Otxoa y Miren Garikano, entre otros.
Una delicia escuchar piezas tradicionales de nuestro carnaval, interpretadas por una orquesta de cuerda, acompañada en esta ocasión de txistu, guitarra, saxo, flauta, pandero, etc...
Sonaron entre otras la Alborada, Txistuaren habanera, Segismunda, Jota, la 23, Troika, Baratzako Pikuak, Isabelita, Nexkatil Poxpolin o Paquita la Vergaresa.
Pronto llegó el Jueves Gordo, uno de los días más esperados por los tolosarras jóvenes y mayores, día de iniciación para los primeros y de cena y gaupasa entre amigos para los segundos.
La noche del jueves se nos hace corta todos los años y el ambiente es inigualable al de ningún otro día del año.
Cena de Primera División, no esperábamos menos de los cocineros Julio, Carlos y sus pinches, toda la Junta Directiva entrante como es preceptivo. Nos obsequiaron con un menú compuesto por chorizo cocido (no podía faltar en Jueves Gordo), entremeses (un exquisito jamón ibérico, lomo y foie, espárragos, ...), langostinos flambeados y solomillo con hongos; de postre, tarta. Para beber crianza y el gin-tonic incluido como copa, como tiene que ser. Luego, salida con la txaranga, con los músicos venidos desde Ordizia, y dirigidos por Fernando Otxoa.
Tras el paréntesis del viernes y el sábado, llegan los tres días centrales de nuestro Carnaval.
No me da tiempo a asistir a la Diana, momento que este año no fue tan multitudinario como los últimos por la incesante lluvia.
Luego el día mejoró y conseguimos pasar la mañana con la txaranga sin tener que usar prácticamente los plásticos de los chinos, aunque algo sí que nos mojamos.
Como novedoso, este año nos tocó amenizar la sokamuturra en la Plaza Nueva, lo que nos hizo adelantar algo el almuerzo, opíparo por otra parte, que nos preparó de nuevo la diligente Junta Directiva de la sociedad: caldo, chorizo y carne cocida con huevos frtos y patatas fritas, todo ello en abundancia y acompañado de sidra y buen vino.
En la plaza Nueva, a las 11, dos toros ensogados bastante movidos dieron un poco de aliciente a la mañana y tras finalizar el espectáculo taurino seguimos tocando por la Parte Vieja, Plaza Justicia y aledaños de San Francisco, acercándonos poco a poco a la sociedad, con las consiguientes paradas para saciar la sed en los bares.
Desde aquí, agradecer a todos ellos, la deferencia que tienen con las txarangas, obsequiándonos con la bebida para mantener húmeda la garganta de los músicos. Es de todos conocido que con la boca seca es difícil tocar el instrumento.
Nuevamente en nuestra sede, comida por todo lo alto y en abundancia, que consistió en entrantes, ensalada y un exquisito cordero asado. Tras los cafés y copas, cánticos y piezas de música interpretados por la txaranga amenizaron la sobremesa hasta que de nuevo salimos a la calle, a los aledaños de la Plaza de Toros, como mandan los cánones, entonando la 7 y la 14. esta vez el tiempo ya no aguantó como la mañana y aunque pasados por agua, disfrutamos igualmente del gran ambiente carnavalero tolosarra. Por la Avenida de Navarra, pasando antes por el Orúe bajamos hasta la calle Isaac López-Mendizábal, rebosante de gente y regresamos nuevamente hacia la sociedad donde hacia las 8 dimos por finalizada la jornada en cuanto a la actividad musical se refiere. Aún nos dio tiempo a ver algunas carrozas antes de retirarnos.
Este año, varios compañeros de la Musika Eskola nos acompañaron en nuestro periplo.
Como testimonio la foto de los músicos aficionados. Para algunos fue su primera salida con la txaranga y esperamos que repitan.
El lunes, como va siendo habitual, montamos nuestro tenderete en el Triángulo. Una pequeña Feria Internacional del Txorizo, dentro de las actividades que a lo largo del año programa Tolosa Gourmet.
Txorizos de múltiples procedencias y sabores, como el Bárcenas, Eres Andalucía, Gürtel, Infanta, Urdangarín, Bravo, ... El más solicitado el Barcina.
Hubo para todos los gustos y quien no encontrase su chorizo preferido disponía de una máquina para hacérselo self-service, una gran urna donde depositar su voto, auténtica máquina de fabricar chorizos.
Durante la mañana el tiempo aguantó, aunque a partir del mediodía, un nuevo temporal que azotó la costa cantábrica, nos llenó de agua y fuertes rachas de viento.
El martes, maratoniana jornada. Todavía volviendo la gente de la Alborada, nos citamos a las 7 y media de la mañana en la Plaza Zaharra para salir con la txaranga Kábila.
Después de una larga espera y ver cómo pasaban el resto de las txarangas camino de la Plaza de Toros, aparecen las llaves del local y los músicos pueden coger sus instrumentos.
En el toro del Aguardiente, media plaza y buen ambiente, con los del Arco Iris tocando las piezas más nuevas del repertorio y ejecutando una de las clásicas que se oyen poco, el precioso pasodoble Peña Parrita, muy apropiado para el momento. prometemos a Joaquín ensayarlo para el año que viene. Primer desayuno de la mañana, con anís y pastas, como es tradición.
Este año la visita al Gerontológico de la Alhóndiga, la dejamos para la tarde, al no tener que ir a los toros por no ser oficial el martes.
Al salir de los toros enfilamos por San Francisco y la calle Rondilla hasta llegar a Gozona, donde amablemente nos obsequian con pastas, cigarrillos y tejas, esta vez regados con moscatel.
Almuerzo en el Beti Alai, sede oficial del Kábila durante el Carnaval desde hace muchos años y hasta mediodía tocando por el pueblo, para volver a comer al mismo punto.
Tarde de gin-tonics. El martes fue el día más lluvioso de estos carnavales y no nos quedó más remedio que irnos refugiando de bar en bar, hasta acabar hacia las 9 de la noche, no sin antes haber merendado en la cafetería Triángulo.
El año que viene, el Kábila cumplirá 75 años de presencia ininterrumpida en el Iñaute tolosarra y el amigo Antxon ya está pergeñando algo para celebrarlo como se merece. Si en el 50 aniversario trajo un camello....
Comentarios
Publicar un comentario