Haciendo la ruta entre Tolosa y Otsabio, a la que ya dediqué una entrada hace tiempo, me desvié del camino habitual por buscar alguna alternativa diferente y me topé con un cartel informativo que indicaba que estaba ante uno de los árboles singulares de Gipuzkoa, el Haya de Altzo.
Dentro de la Ley 16/1994 de 30 de agosto de Conservación de la Naturaleza del País Vasco, se determinan tres categorías de protección, entre ellas la de los árboles singulares.
Un año después, el decreto 265/1995 de 16 de mayo recoge la declaración de los árboles singulares del País Vasco y se determina la gestión que será competencia de las Diputaciones Forales, haciéndose una primera declaración de 15 árboles singulares para el conjunto del País Vasco, cinco de ellos en Gipuzkoa.
El decreto 23/1997 de 11 de febrero realiza una segunda declaración en la que se añaden otros 11 árboles singulares, 6 de ellos en Gipuzkoa. Es entonces cuando al Haya de Altzo (Altzoko Pagoa) se le reconoce su singularidad. En este enlace podemos ver el conjunto de los de Gipuzkoa.
Se trata de un ejemplar de Fagus sylvatica, especie arbórea de hoja caduca que puede llegar a medir 40 metros de altura y vivir 300 años. Muy habitual en las montañas cantábricas no soporta la sequía por lo que está restringida a aquellos lugares en los que la humedad es alta, como pueden ser zonas altas a partir de 700 metros donde existen abundantes nieblas o aquellos en los que por sus características topográficas permiten el mantenimiento de una humedad relativa adecuada. es un árbol indiferente a la composición del suelo. Característico de los bosques de hayedos es la poca vegetación que tienen, ya que las hojas del haya, abundantes y dispuestas horizontalmente, dejan pasar poca luz. Para los amantes de recoger setas, como yo, son muchas las especies micológicas que podemos encontrar en un hayedo, entre ellas las más apreciadas por los recolectores.
En el inventario de bosques de Gipuzkoa de 1996, el haya representaba el 14% de la superficie arbolada del territorio, ocupando unas 17.000 hectáreas.
Uno de los bosques de esta especie más espectacular de nuestro territorio se encuentra en la Sierra de Altzania, dentro del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, en la divisoria con Álava. También cercanos a nuestro territorio tenemos los hayedos de la Sierra de Urbasa o de la Selva de Irati, en la vecina Navarra.
Retomando nuestro ejemplar de Altzo, se trata de un árbol plantado en solitario junto a una calera y conocido con el nombre de Haya de Gaztaña-Mozteta. Tiene 680 cm. de perímetro a 1.30 m. de altura, un diámetro de copa de 28,51 m. y una altura de 22,73 m..
Es un ejemplar desmochado de porte robusto, Se encuentra en perfecto estado de conservación y goza de buena vitalidad, a pesar de que en ciertas zonas de la copa muestra ramas muertas.
En 1808, el ayuntamiento que agrupaba a los actuales municipios de Ikaztegieta, Altzo y Alegia vendió los terrenos de Gaztaña-Mozteta para hacer frente a la obligación de abastecer y alojar a las tropas napoleónicas que se repartían por el territorio guipuzcoano a lo largo del Camino Real, que atravesaba la primera y la última de las localidades citadas.
Este proceso de enajenación de tierras comunales que ya se había iniciado con la crisis económica que afectó a la sociedad guipuzcoana del siglo XVIII, se agravó durante los años de la Guerra de la Convención (1793-1795). Pero fue durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) cuando los ayuntamientos vascos quedaron despojados de lo que había constituido una gran riqueza comunal. Quienes se enriquecieron con estas ventas fueron los terratenientes y ricos comerciantes de las ciudades, sin olvidarnos del clero, siempre atento a engordar su bolsa, que compró muchas de estas propiedades. Con ello se agravaron las diferencias sociales.
Enmarcado en este contexto de la Francesada, es conocido un episodio que ocurre el 19 de octubre de 1808. En Alegia es atacado un correo francés por una cuadrilla de más de doce hombres armados al que le quitan la correspondencia. A causa de este atentado el 21 de octubre un grupo de soldados franceses entra en Alegia y detiene a doce de los vecinos más notables, que son conducidos a Vitoria-Gazteiz. El alcalde Antonio de Arrizabalaga escribe a la diputación el día 22 pidiendo ayuda para la liberación de los presos.
En estos terrenos de Gaztaña-Mozteta, el arrendatario del cercano caserío Legarre, uno de los más antiguos de Gipuzkoa, el bertsolari Manuel Antonio de Imaz (Altzo, 1811-1893) plantó este haya el día de su boda, en 1836 y la cuidó hasta su muerte en 1893.
Un monolito de piedra colocado el 22 de noviembre de 1997 junto al árbol, recuerda al bertsolari con la siguiente inscripción:
De convicciones religiosas y carlistas, sus bertsoak están recogidos por el incansable historiador y recopilador del bertsolarismo vasco, el jesuía Antonio Zavala (Tolosa 1928, Xabier 2009) en la obra Alzo'ko Imaz bertsolaria de la colección Auspoa.
Dentro de la Ley 16/1994 de 30 de agosto de Conservación de la Naturaleza del País Vasco, se determinan tres categorías de protección, entre ellas la de los árboles singulares.
Un año después, el decreto 265/1995 de 16 de mayo recoge la declaración de los árboles singulares del País Vasco y se determina la gestión que será competencia de las Diputaciones Forales, haciéndose una primera declaración de 15 árboles singulares para el conjunto del País Vasco, cinco de ellos en Gipuzkoa.
El decreto 23/1997 de 11 de febrero realiza una segunda declaración en la que se añaden otros 11 árboles singulares, 6 de ellos en Gipuzkoa. Es entonces cuando al Haya de Altzo (Altzoko Pagoa) se le reconoce su singularidad. En este enlace podemos ver el conjunto de los de Gipuzkoa.
Se trata de un ejemplar de Fagus sylvatica, especie arbórea de hoja caduca que puede llegar a medir 40 metros de altura y vivir 300 años. Muy habitual en las montañas cantábricas no soporta la sequía por lo que está restringida a aquellos lugares en los que la humedad es alta, como pueden ser zonas altas a partir de 700 metros donde existen abundantes nieblas o aquellos en los que por sus características topográficas permiten el mantenimiento de una humedad relativa adecuada. es un árbol indiferente a la composición del suelo. Característico de los bosques de hayedos es la poca vegetación que tienen, ya que las hojas del haya, abundantes y dispuestas horizontalmente, dejan pasar poca luz. Para los amantes de recoger setas, como yo, son muchas las especies micológicas que podemos encontrar en un hayedo, entre ellas las más apreciadas por los recolectores.
En el inventario de bosques de Gipuzkoa de 1996, el haya representaba el 14% de la superficie arbolada del territorio, ocupando unas 17.000 hectáreas.
Uno de los bosques de esta especie más espectacular de nuestro territorio se encuentra en la Sierra de Altzania, dentro del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, en la divisoria con Álava. También cercanos a nuestro territorio tenemos los hayedos de la Sierra de Urbasa o de la Selva de Irati, en la vecina Navarra.
Retomando nuestro ejemplar de Altzo, se trata de un árbol plantado en solitario junto a una calera y conocido con el nombre de Haya de Gaztaña-Mozteta. Tiene 680 cm. de perímetro a 1.30 m. de altura, un diámetro de copa de 28,51 m. y una altura de 22,73 m..
Es un ejemplar desmochado de porte robusto, Se encuentra en perfecto estado de conservación y goza de buena vitalidad, a pesar de que en ciertas zonas de la copa muestra ramas muertas.
En 1808, el ayuntamiento que agrupaba a los actuales municipios de Ikaztegieta, Altzo y Alegia vendió los terrenos de Gaztaña-Mozteta para hacer frente a la obligación de abastecer y alojar a las tropas napoleónicas que se repartían por el territorio guipuzcoano a lo largo del Camino Real, que atravesaba la primera y la última de las localidades citadas.
Este proceso de enajenación de tierras comunales que ya se había iniciado con la crisis económica que afectó a la sociedad guipuzcoana del siglo XVIII, se agravó durante los años de la Guerra de la Convención (1793-1795). Pero fue durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) cuando los ayuntamientos vascos quedaron despojados de lo que había constituido una gran riqueza comunal. Quienes se enriquecieron con estas ventas fueron los terratenientes y ricos comerciantes de las ciudades, sin olvidarnos del clero, siempre atento a engordar su bolsa, que compró muchas de estas propiedades. Con ello se agravaron las diferencias sociales.
Enmarcado en este contexto de la Francesada, es conocido un episodio que ocurre el 19 de octubre de 1808. En Alegia es atacado un correo francés por una cuadrilla de más de doce hombres armados al que le quitan la correspondencia. A causa de este atentado el 21 de octubre un grupo de soldados franceses entra en Alegia y detiene a doce de los vecinos más notables, que son conducidos a Vitoria-Gazteiz. El alcalde Antonio de Arrizabalaga escribe a la diputación el día 22 pidiendo ayuda para la liberación de los presos.
En estos terrenos de Gaztaña-Mozteta, el arrendatario del cercano caserío Legarre, uno de los más antiguos de Gipuzkoa, el bertsolari Manuel Antonio de Imaz (Altzo, 1811-1893) plantó este haya el día de su boda, en 1836 y la cuidó hasta su muerte en 1893.
Un monolito de piedra colocado el 22 de noviembre de 1997 junto al árbol, recuerda al bertsolari con la siguiente inscripción:
" Manuel Antonio Imaz, bertsolari altzotarrak ezkondu zen egunean 1836ko irailaren 22an aldatutako pago honen itzalak elkartu gaitzala bere ondorengoak"(Que la sombra del haya que plantó el bertsolari de Altzo Manuel Antonio Imaz, el 22 de septiembre de 1836 en el día de su boda, nos reúna a sus descendientes)
De convicciones religiosas y carlistas, sus bertsoak están recogidos por el incansable historiador y recopilador del bertsolarismo vasco, el jesuía Antonio Zavala (Tolosa 1928, Xabier 2009) en la obra Alzo'ko Imaz bertsolaria de la colección Auspoa.
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