Viajar en autocaravana era una de las recurrentes opciones no realizadas que año tras año surgían en mi familia a la hora de preparar las vacaciones veraniegas. Por una razón u otra, siempre la descartábamos hasta que este año se dieron las circunstancias para que todo encajase y nos decidiésemos a hacerlo. De entrada, el primer obstáculo a superar es el de amigos, conocidos y familiares cuando les cuentas tu proyecto: algunos lo apoyan con entusiasmo, pero muchos otros inciden en las incomodidades, posibles problemas y demás. Como somos de ideas fijas, no nos arredramos y comenzamos nuestra pequeña aventura. La autocaravana te permite volver a ver tus viajes con cierto aire romántico, y a pesar de que las comodidades tanto del entorno por el que viajamos (Europa) como del medio (disponemos, de nevera, cocina, ducha, baño y demás comodidades de la vida moderna) no tengan nada que ver con las de un viaje de aventura, te da la posibilidad de improvisar y cierto aire de vagabundo nóma
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