Como tantas otras veces, he estado dándome una vuelta por Baiona . Tenemos la suerte de habitar en un punto en el que en un radio de prácticamente una hora de coche, tenemos al alcance todas las grandes ciudades vascas. De ellas, las tres más cercanas, Donostia , Iruña y Baiona , conforman un triángulo con muchos elementos en común, entre ellos su carácter histórico, durante siglos plazas defensivas amuralladas, por su cercanía a ese otro muro que conformó a lo largo del tiempo la frontera. Una vista de las primeras viviendas detrás de la muralla al caer la tarde. Pasar al otro lado constituyó durante años de nuestra vida un salto cercano a un mundo diferente y para algunos, un viaje sin fecha de caducidad. Afortunadamente, aquellos años pasaron y la frontera, aunque existe, se irá diluyendo cada vez más con el paso de los años. Pasear por el casco antiguo de Baiona es una delicia y da gusto ver cómo han conservado los edificios, las tiendas y locales, modernizándose sin perder nad
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