Desde Londres ha llegado a Barcelona y ya se está extendiendo por toda la península la campaña allí iniciada por la Brtish Humanist Asociation y aquí auspiciada por una no menos rimbombante asociación denominada Unión de Ateos y Librepensadores. Como ya es sabido por la pompa que se le ha dado en todos los medios de comunicación, la campaña publicitaria consiste en anuncios en autobuses urbanos con la máxima "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida". Ante esto, el "Centro Cristiano de Reunión" de Fuenlabrada contrataca con la campaña "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo" en los autobuses que unen los barrios madrileños de Ventas y Hortaleza.
Atención a la diferencia semántica: "disfruta la vida" ó "disfruta de la vida".
La idea inicial proviene de un redactor del diario londinense "The Guardian", como reacción a la lectura de un texto en Internet en el que se afirmaba que "los ateos pasarían la eternidad en el infierno ardiendo en un lago de fuego". Apoyado por el científico inglés Richard Dawkins, pusieron en marcha la campaña, financiada mediante aportaciones voluntarias. Sus colegas catalanes en la presentación de la campaña se referían a ésta como "enfocada a los ateos y agnósticos a quienes se nos amenaza con castigos, fuegos eternos, ..."
Siempre he defendido la opinión de que el ateísmo militante es otra forma de fundamentalismo cuasireligioso. La busqueda de la autoafirmación de nuestras creeencias-no creeencias en el refugio de la colectividad encaja perfectamente con la moral judeo-cristiana casuística en la que todos los occidentales nos hemos educado: todo está previsto, para todo hay una respuesta. A la campaña le salva en cierto modo el "probablemente", que le aleja del dogmatismo.
Está claro, no obstante, que un anuncio publicitario no va a convencer a nadie en un sentido u otro. Es como los mítines políticos, sólo convencen a los convencidos, aunque buscan el titular en los medios del día siguiente.
Las creencias forman parte de la educación y evolución personal de cada uno, aunque la campaña sí que tiene un factor positivo en cuanto a que favorece el debate, invita a pensar, siempre y cuando se enfoque sin ofender al otro, sin ánimo de convencerle, sino simplemente de entenderle.
Es una muestra del grado de madurez que hemos alcanzado la mayoría de la sociedad en Occidente, aunque todavía queden entre nosotros (y los vascos los tenemos en casa) fundamentalistas que pueden quemar un autobús o pegar un tiro en la nuca a quien piensa diferente.
Me parece por tanto un juego divertido el cruce de campañas dialécticas a través de la publicidad, que induzcan al pensamiento y fomenten la reflexión. Me viene a la memoria un delicioso libro que leí hace unos años "El monje y el filósofo", en el que el pensador francés Jean François Revel, agnóstico, mantiene una larga conversación con su hijo Matthieu Ricard, monje budista, al final de la cual cada uno muestra sus conclusiones, sin que ninguno convezca al otro, como era de esperar.
Por supuesto que es mucho más lícito intentar convencer o sólo mostrar nuestras convicciones mediante anuncios en autobuses, que no como estos días los judíos (fundamentalistas entre los fundamentalistas) invadiendo la franja de Gaza y masacrando a la población civil. Aunque ésta no sea estrictamente una guerra de religión, hunde sus raíces en ésta, "la tierra prometida" por Yavhé, pero esto lo dejo para otra entrada. Un saludo al amigo Jesús Arteche y a todos los que desde aquí ayudan y trabajan por el pueblo palestino.
Impecable reflexión la que introduces en tu bitácora. Yo interpreto el hecho religioso como una experiencia íntima y personal pero que contrariamente se incrusta en uno de los hechos sociales más trascendentes para la humanidad como es la religión. Karl Marx se equivocó cuando dijo que la religión era el opio del pueblo. Ojalá. La religión es el detonador y el dinero la pólvora del pueblo. Lo dramático del tema es que la experiencia personal debe ser compatible con un hecho social y es , en este deslizamiento imposible, cuando se generan distintas líneas religiosas que intentan imponer condicionantes morales intentando convencer que éstos son "naturales" y no "culturales" ni exentos de poder.
ResponderEliminarNo hay que ver más que a nuestro alrededor, así nos va. Por lo que se ve, lo único que ha cambiado son las formas de propaganda, que no publicidad, del hecho religioso.