Ayer asistí a la presentación de la tercera entrega de "La bayoneta", satírico "periódico antinapoleónico", loable proyecto desde todos los puntos de vista, promovido por el Ayuntamiento de Tolosa, desde finales de Diciembre de 2008, queriendo de alguna manera contribuir a la conmemoración de los 200 años del inicio de la Guerra Peninsular, como se denomina en la historiografía inglesa. Cuando tuve conocimiento de la iniciativa, me sorprendió muy gratamente que un proyecto de este tipo, tan alejado de los clichés habituales, fuese promocionado y alentado desde nuestro concejo.
Tengo que reconocer que no lo esperaba, siendo un tema, sin querer ofender a nadie, tan aparentemente alejado de nuestros habituales iconos cultural-históricos (hablo desde la perspectiva vasca), aunque como luego nos demostraría Ramón Labayen en su interesantísima conferencia, y como reza el tópico, "todo depende del cristal con que se mire", también la ocupación napoleónica se puede analizar desde una óptica nacionalista vasca, aunque dicho sea de paso, no es el objetivo de esta iniciativa.
Lo que se trata es de aprovechar la ingente documentación que se conserva en el Archivo Municipal de estos años 5 años entre 1808 y 1813, en los que Tolosa, dedibo a su situación estrátegica y nudo de comunicaciones, fue plaza militar con una guarnición francesa permanente, que osciló entre los 300 y 600 hombres. Este aspecto presentaba nuestra villa en los años que nos conciernen, según un grabado de la época.
Siempre me ha atraído la historia de las guerras napoleónicas, interés al que llegué a través de la literatura en mi adolescencia; novelas como "La Cartuja de Parma" de Stendhal, "Guerra y Paz" de Tolstoi, o "La feria de las vanidades" de Tackeray, despertaron en mí la curiosidad por esos años a caballo entre los siglos XVIII y XIX.Hay que reconocer, como nos recordaba ayer Ramón Labayen, que la figura de Napoleón, a pesar de sus contradicciones, suscitó más admiración que odio, tanto entre sus compatriotas como entre sus oponentes y es obligado recordar que tras él, o con él, llegaron a Europa y a América, las ideas de la revolución francesa, así como el todavía hoy vigente Código Civil napoleónico.
El 4 de noviembre de 1808 el Emperador pernoctará en Tolosa, pasando en ella todo el día siguiente. A la entrada de la villa le recibirán todos los alcaldes de la comarca e incluso se le bailará la "Bordondantza".
En cuanto a la relación con los ocupantes, 5 años es mucho tiempo, y las conexiones con la población local (4.650 habitantes) debieron ser muchas. En el Archivo Diocesano, al menos figuran 2 inscripciones de hijos naturales de gendarmes franceses con tolosanas, a los que dan sus apellidos.
Mucho más significativo es la sangría que le supuso al Ayuntamiento, que tuvo que vender montes y bosques, para satisfacer las continuas demandas del ejército francés, todas ellas contabilizadas; digamos que eran préstamos a cuenta, aunque a decir verdad, de los que se apuntan en el techo. Por supuesto, y como siempre, los negocios no entienden de ideologías y serían dos o tres nombres y algún que otro presbítero, como no, con la Iglesia hemos topado, los que se fueron quedando con todos los bienes que enajenaba el concejo.
En su descargo, diremos que era práctica habitual de los ejércitos de la época, y que no fueron menores los saqueos y exigencias del ejército aliado anglo-portugués-español (recordemos, p.ej., el conocido incendio de San Sebastián el 31 de agosto de 1813 por parte de las tropas "liberadoras" de la ciudad) o el de las guerrillas, como la del pastor Jaúregui, que operaban en la zona. Además, y a diferencia del ejército napoleónico, que lo suprimió para facilitar la movilidad y rapidez de las tropas, el resto de los ejércitos de la época, arrastraban tras de sí un tropel de gentes de toda condición, desde mujeres e hijos de los soldados, artesanos ligados a la intendencia militar, buscavidas, prostitutas, etc..., y que en muchas ocasiones eran peores que los propios soldados, al estar fuera del control de la disciplina militar.
Ramón Labayen acabó su disertación recordando que en las tres ocasiones en que las tropas francesas han ocupado nuestro territorio, hubo proyectos acerca de la integración de Gipuzkoa (en la Paz de Basilea, tras la Guerra de la Convención se negoció dicha posibilidad) o del resto de los territorios históricos vascos en Francia, e incluso alguna propuesta francesa que defendió la creación de un Estado neutral a caballo de los Pirineos, al estilo de Suiza en los Alpes, con los siete territorios históricos.
También nos mostró parte de su colección de soldaditos de plomo del ejérciro napoleónico, confeccionados por él mismo y que podemos ver en este enlace:
Podría extenderme escribiendo sobre el tema, pero para los interesados, hay múltiples sitios manifiestamente mejores que este foro donde indagar sobre el tema.
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