Hace aproximadamente 1 año escribía sobre Madrid en este espacio que me he arrogado en la red de redes y prometía, o amenazaba, con un segundo capítulo.
Este fin de semana he vuelto a la ciudad del oso y el madroño, lo que no quiere decir que entre uno y otro artículo dedicados a la villa y corte, no haya vuelto a dejarme caer por allí.
El viernes a la noche me pasé por uno de mis locales madrileños favoritos, el Honky Tonk Bar, que se inauguró en el ya lejano 1987 por el que fuera batería de Mermelada y que tiene música en directo todos los días del año en la sala de conciertos del piso de abajo. El Honky todavía guarda el sabor de los efervescentes ochenta madrileños y aún puedes pasearte por sus rincones "cerveza en mano" sin desentonar demasiado: el abanico de edad de su público es bastante amplio. Está en la calle Covarrubias en el barrio de Chamberí, y cerca de la glorieta de Bilbao. Al lado, en la plaza de Chamberí, me encontré con el ministro Ángel Gabilondo, con quien departí unos minutos, simpatiquísimo y educado como siempre. Fue profesor mío de Metafísica en la Autónoma, y me pareció tan cercano y amable como siempre. No se le ha subido el cargo para nada. Quien ya tiene categoría intelectual de por sí, no lo necesita. Por cierto, salía de trabajar, eran ya las 9,30 h. de la noche, y la verdad que trabajo no le va a faltar para lograr el pacto educativo. Imposible, tal y como está el patio. Si sólo un tercio de los que se dedican a la política tuviesen su calidad personal...
El sábado a la tarde salí fuera de la ciudad, pero aún me dio tiempo a dar una vuelta por el barrio de Chueca, conocido por la orientación sexual de sus habitantes, y con una gran actividad comercial, donde conviven las últimas tendencias y franquicias multinacionales con tiendas tradicionales como la de la foto.¡Quién comprará simientes en Madrid!
En sus aledaños, en la calle Fernando VI, encontramos construcciones como el Palacio Longoria, actual sede de la controvertida SGAE, que nos recuerda que no sólo en Barcelona encontramos arquitectura modernista. También en Madrid la hay, como el edificio construido por el catalán José Graves Riera en 1902, de bellísima factura.Fachadas más típicas de Madrid, como ésta de ladrillo y piedra, con balcones y miradores de forja. En las calles de las ciudades se descubren edificios singulares en los que uno nunca ha reparado y que tienen una belleza intrínseca. Aunque no toda la Arquitectura es Arte, hay muchos artistas arquitectos y arquitectos artistas, aunque también abundan los que sin serlo se lo creen, que son los peligrosos. Este debate de la relación entre Arte y Arquitectura da para mucho y lo dejaremos para otra ocasión. También en nuestra Tolosa tenemos edificos y reformas sobre las que discutir al respecto.
Y el domingo, visita a otro lugar emblemático donde los haya de Madrid, el Rastro. Aunque la proliferación de tenderetes con género de mercadillo convencional, que podemos encontrar en cualquier otro lugar, le va haciendo perder su caracter original, todavía conserva el sabor del chamarilero. Bonita e ilustrativa palabra ésta del castellano, que define a la perfección lo que uno espera encontrar en el Rastro. Puestos como el de la imagen, que descubrimos saliéndonos un poco de la calle Ribera de Curtidores hacia las aledañas, como la Plaza de Vara del Rey, calle Carlos Arniches o la Puerta de Toledo. El Rastro es el paraíso del "McGyver" casero, que puede encontrar toda clase de soluciones. Los mismos puestos son una muestra de habilidades y utilidades especiales para los productos convencionales. Como muestra, esta curiosa forma de exponer los Lps. Si además nos fijamos en la percha, es del Hotel Londres de San Sebastián. Lo cierto es que si nos paramos a pensar un poco, lo que nos gusta de Madrid es precisamente que conserve ese carácter de pueblo grande, además de todas las posibilidades que da una gran ciudad. Y al inicio del Rastro, en el centro, la estatuta de otro personaje muy madrileño y muy ligado a la iconografía histórica de la ciudad. Está dedicada a Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro, nombre que lleva la plaza donde se erige la estatua, que conmemora su arrojo y valentía durante la Guerra de Cuba, en la toma de la citada localidad (1896), armado de su fusil y una lata de petróleo, tal y como ha quedado recordado para la eternidad.
Para acabar, otra muestra del carácter popular madrileño son los nombres de algunas de sus calles. Parece que ésta de momento se ha salvado de los cambios de nomenclatura por motivos políticos, aunque esa referencia a Dios, ¡no sé, no sé,... si aguantará el paso del tiempo! Pero, ¿por qué no?; en Tolosa tenemos Inpernu kalea.
Este fin de semana he vuelto a la ciudad del oso y el madroño, lo que no quiere decir que entre uno y otro artículo dedicados a la villa y corte, no haya vuelto a dejarme caer por allí.
El viernes a la noche me pasé por uno de mis locales madrileños favoritos, el Honky Tonk Bar, que se inauguró en el ya lejano 1987 por el que fuera batería de Mermelada y que tiene música en directo todos los días del año en la sala de conciertos del piso de abajo. El Honky todavía guarda el sabor de los efervescentes ochenta madrileños y aún puedes pasearte por sus rincones "cerveza en mano" sin desentonar demasiado: el abanico de edad de su público es bastante amplio. Está en la calle Covarrubias en el barrio de Chamberí, y cerca de la glorieta de Bilbao. Al lado, en la plaza de Chamberí, me encontré con el ministro Ángel Gabilondo, con quien departí unos minutos, simpatiquísimo y educado como siempre. Fue profesor mío de Metafísica en la Autónoma, y me pareció tan cercano y amable como siempre. No se le ha subido el cargo para nada. Quien ya tiene categoría intelectual de por sí, no lo necesita. Por cierto, salía de trabajar, eran ya las 9,30 h. de la noche, y la verdad que trabajo no le va a faltar para lograr el pacto educativo. Imposible, tal y como está el patio. Si sólo un tercio de los que se dedican a la política tuviesen su calidad personal...
El sábado a la tarde salí fuera de la ciudad, pero aún me dio tiempo a dar una vuelta por el barrio de Chueca, conocido por la orientación sexual de sus habitantes, y con una gran actividad comercial, donde conviven las últimas tendencias y franquicias multinacionales con tiendas tradicionales como la de la foto.¡Quién comprará simientes en Madrid!
En sus aledaños, en la calle Fernando VI, encontramos construcciones como el Palacio Longoria, actual sede de la controvertida SGAE, que nos recuerda que no sólo en Barcelona encontramos arquitectura modernista. También en Madrid la hay, como el edificio construido por el catalán José Graves Riera en 1902, de bellísima factura.Fachadas más típicas de Madrid, como ésta de ladrillo y piedra, con balcones y miradores de forja. En las calles de las ciudades se descubren edificios singulares en los que uno nunca ha reparado y que tienen una belleza intrínseca. Aunque no toda la Arquitectura es Arte, hay muchos artistas arquitectos y arquitectos artistas, aunque también abundan los que sin serlo se lo creen, que son los peligrosos. Este debate de la relación entre Arte y Arquitectura da para mucho y lo dejaremos para otra ocasión. También en nuestra Tolosa tenemos edificos y reformas sobre las que discutir al respecto.
Y el domingo, visita a otro lugar emblemático donde los haya de Madrid, el Rastro. Aunque la proliferación de tenderetes con género de mercadillo convencional, que podemos encontrar en cualquier otro lugar, le va haciendo perder su caracter original, todavía conserva el sabor del chamarilero. Bonita e ilustrativa palabra ésta del castellano, que define a la perfección lo que uno espera encontrar en el Rastro. Puestos como el de la imagen, que descubrimos saliéndonos un poco de la calle Ribera de Curtidores hacia las aledañas, como la Plaza de Vara del Rey, calle Carlos Arniches o la Puerta de Toledo. El Rastro es el paraíso del "McGyver" casero, que puede encontrar toda clase de soluciones. Los mismos puestos son una muestra de habilidades y utilidades especiales para los productos convencionales. Como muestra, esta curiosa forma de exponer los Lps. Si además nos fijamos en la percha, es del Hotel Londres de San Sebastián. Lo cierto es que si nos paramos a pensar un poco, lo que nos gusta de Madrid es precisamente que conserve ese carácter de pueblo grande, además de todas las posibilidades que da una gran ciudad. Y al inicio del Rastro, en el centro, la estatuta de otro personaje muy madrileño y muy ligado a la iconografía histórica de la ciudad. Está dedicada a Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro, nombre que lleva la plaza donde se erige la estatua, que conmemora su arrojo y valentía durante la Guerra de Cuba, en la toma de la citada localidad (1896), armado de su fusil y una lata de petróleo, tal y como ha quedado recordado para la eternidad.
Para acabar, otra muestra del carácter popular madrileño son los nombres de algunas de sus calles. Parece que ésta de momento se ha salvado de los cambios de nomenclatura por motivos políticos, aunque esa referencia a Dios, ¡no sé, no sé,... si aguantará el paso del tiempo! Pero, ¿por qué no?; en Tolosa tenemos Inpernu kalea.
Semillas en Madrid compra tu prima Mercedes, que adora esta ciudad.(puedes hacer lo que te de la gana )Besos
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