El sábado participé en la marcha entre estos dos pueblos del norte de Navarra, organizada por la entidad tolosarra Andia Kultur Elkartea, a la que pertenezco, y Aldin Kultur Elkartea, de Berastegi.
El recorrido transcurre totalmente por parte de lo que constituye la "Cañada Real de las Provincias", GR-9, que une la Cuenca de Pamplona, desde Noain, con la costa guipuzcoana, en Deba.
También se le denomina "Cañada de los Toros", porque por este camino se conducían las reses bravas desde la Ribera navarra a Tolosa y Azpeitia, para sus espectáculos taurinos, actividad que se mantuvo entre los siglos XVII y XIX.
Cayó en desuso con la construcción en 1792 de la carretera entre Pamplona y Tolosa por el curso del río Araxes.
A las 9 de la mañana, los participantes nos concentramos en el bello lugar de Beorburu, perteneciente al ayuntamiento de Juslapeña y que visitaba por primera vez.
Una hora antes habían salido los que participaron en la marcha más larga, hasta Tolosa, como queda reflejado en el enlace a la página de Andia, que he dejado más arriba.
Mientras esperábamos a los rezagados tuve tiempo de admirar la Iglesia de San Martín de Tours, de cuya construcción original sólo queda la zona de la torre, con una bonita portada románica de transición datada en el siglo XIII.
Adosada a la misma, un pequeño y coqueto frontón, da un encanto especial al lugar.
Por fin, hacia las 9,30 y por el camino que al final del pueblo, rebasada la citada iglesia, sale de la localidad, emprendemos la marcha.
Tras un pequeño percance en el que lamentablemente una de las participantes debe abandonar el recorrido, con una lesión en su tobillo, alcanzamos la ermita de San Bartolomé de Gorostieta, a unos diez minutos de la salida.
Como hará a lo largo de todo el recorrido, Juantxo Aleman, de Etxaleku, nos explica las características del lugar.
Se trata de una ermita completamente restaurada por los vecinos, con un refugio adyacente que servía de cobijo a los pastores que transitaban por la cañada y a a los caminantes que recorrían este tramo conocido en la zona como "Irunbidea", y que constituía el principal nexo entre los pueblos de Basaburua y la capital del Reino.
También coincide este tramo con el que debía ocupar una desaparecida calzada romana que venía desde Ultzama.
Veinte minutos después llegamos a un cruce en el que tomamos el camino de la izquierda, que nos conducirá en otros diez minutos más hasta el concejo de Muskitz.
En el cruce con la carretera, la antigua venta que daba cobijo y refrigerio a los viajeros, ubicada en la intersección de los caminos Irunbidea, por el que nosotros transitamos y Larunbeko bidea, como nos explica nuevamente Juantxo Aleman.
También nos habla de la organización político administrativa de estos lugares, en los que la propiedad de las tierras y casas se repartía entre escasos vecinos, quienes se diferenciaban de los inquilinos no propietarios de sus casas (maizter, en euskera) y que eran los que se iban turnando en la administración pública.
Las transmisiones patrimoniales sólo se daban entre ellos, en un círculo cerrado que ha llegado hasta nuestros días, y cuando alguno de los vecinos propietarios tenía necesidad de vender parte de sus tierras o viviendas, tenía derecho a recuperaras al cabo de los años pactados si su situación económica había mejorado (estos plazos podían oscilar entre uno dos años y hasta doscientos años, según lo acordado, siempre ante notario)
Continuamos la marcha saliendo de Muskitz por la carretera y a los 10-15 metros cogiendo el camino que sigue por la izquierda. A un cuarto de hora, nueva parada para escuchar las explicaciones de Juantxo.
Nos encontramos al final del bosque con el emplazamiento de lo que fuese la ermita de San Miguel y su casa adyacente, en el término de Oskotz. A principios del siglo XX, los vecinos, propietarios del lugar, se la repartieron, llevándose cada uno la parte correspondiente de piedras, por lo que no queda en el lugar casi vestigio de lo que fue.
También quedan restos de algunas bordas, que a pesar de que no se permitía construirlas con el fin de ser habitadas, lo fueron durante algún tiempo, contraviniendo las órdenes municipales.
Salimos a una gran campa que debemos atravesar para volver a recuperar el camino, que por la derecha nos conducirá al lugar de Oskotz.
La tormenta que desde hacía unos minutos nos acechaba nos alcanza y nos cae una chaparrada impresionante, aunque afortunadamente nos pilla relativamente cerca de Oskotz,donde nos guarecemos de la lluvia a la entrada de la localidad.
Aunque no era el punto previsto para el amaiketako, aprovechamos la parada para adelantar éste. Son las 11.30 horas y el hambre aprieta.
Tras la tormenta luce el sol tímidamente, lo que nos permite secarnos y reemprender la marcha atravesando la localidad para salir por el lado opuesto al que entramos, en dirección norte, por la carretera y coger enseguida el camino que sale nuevamente a la derecha. Los muros de mampostería de piedra jalonan los bordes de la cañada.
Enseguida llegaremos a Etxaleku, donde admiramos sus impresionantes casonas, mientras atravesamos el pueblo, que lo dejaremos por un camino entre árboles que nos conduce a un tramo de carretera, hasta volver a adentrarnos en el bosque por la cañada.
En esta zona atravesaremos el río Basaburua y siguiendo el ronroneo de su fluir, caminaremos paralelos a su curso durante unos metros hasta llegar a Beramendi.
A nuestra vera admiramos el paisaje en el que las vacas pastan y descansan plácidamente.
Seguimos derechos, cruzando la carretera, y azuzamos un poco el paso. Son las 13,20 horas y todavía nos queda un trecho largo para llegar a Aldatz.
Ascendemos levemente durante unos minutos y cuando llegamos al cambio de rasante dejamos el camino que traíamos y cogemos a la derecha siguiendo las marcas amarilla y blanca del PR.
La zona está totalmente embarrada por las últimas lluvias y tenemos que vadear un pequeño riachuelo, hasta alcanzar un camino mejor que nos conducirá directamente a Aldatz, donde la cabeza del grupo llegamos a las 14,30 h., cinco horas después de salir de Beorburu, aunque descontando paradas informativas, almuerzo, etc., habremos andado cerca de 4 horas.
En Aldatz nos esperan en la sociedad, situada en los bajos del edificio concejil, donde lo primero que hacemos es saciar nuestra sed con unas cervezas que nos saben a gloria.
Durante todo el recorrido nos hemos encontrado con magníficas casonas blasonadas en todos los pueblos que hemos atravesado, como ésta de la imagen, con tejado a cuatro aguas, tomada en Aldatz.
A continuación y tras la llegada de todo el grupo, degustamos la excelente comida que nos han preparado los vecinos, consistente en alubias rojas, cordero al chilindrón y mamia, todo ello regado con sidra y vino, y patxaran casero a los postres.
Un autobús de La Mugiroarra nos conducirá nuevamente a Beorburu para recoger los vehículos que nos llevarán de vuelta a cada uno a nuestros respectivos lugares: Iruña, Berriozar, Tolosa o Donostia, fundamentalmente, no sin antes quedar en repetir la experiencia el año próximo o intentar organizar en breve otra marcha que discurra por la parte de la cañada que recorre el tramo entre Gorriti y Tolosa.
El recorrido transcurre totalmente por parte de lo que constituye la "Cañada Real de las Provincias", GR-9, que une la Cuenca de Pamplona, desde Noain, con la costa guipuzcoana, en Deba.
También se le denomina "Cañada de los Toros", porque por este camino se conducían las reses bravas desde la Ribera navarra a Tolosa y Azpeitia, para sus espectáculos taurinos, actividad que se mantuvo entre los siglos XVII y XIX.
Cayó en desuso con la construcción en 1792 de la carretera entre Pamplona y Tolosa por el curso del río Araxes.
A las 9 de la mañana, los participantes nos concentramos en el bello lugar de Beorburu, perteneciente al ayuntamiento de Juslapeña y que visitaba por primera vez.
Una hora antes habían salido los que participaron en la marcha más larga, hasta Tolosa, como queda reflejado en el enlace a la página de Andia, que he dejado más arriba.
Mientras esperábamos a los rezagados tuve tiempo de admirar la Iglesia de San Martín de Tours, de cuya construcción original sólo queda la zona de la torre, con una bonita portada románica de transición datada en el siglo XIII.
Adosada a la misma, un pequeño y coqueto frontón, da un encanto especial al lugar.
Por fin, hacia las 9,30 y por el camino que al final del pueblo, rebasada la citada iglesia, sale de la localidad, emprendemos la marcha.
Tras un pequeño percance en el que lamentablemente una de las participantes debe abandonar el recorrido, con una lesión en su tobillo, alcanzamos la ermita de San Bartolomé de Gorostieta, a unos diez minutos de la salida.
Como hará a lo largo de todo el recorrido, Juantxo Aleman, de Etxaleku, nos explica las características del lugar.
Se trata de una ermita completamente restaurada por los vecinos, con un refugio adyacente que servía de cobijo a los pastores que transitaban por la cañada y a a los caminantes que recorrían este tramo conocido en la zona como "Irunbidea", y que constituía el principal nexo entre los pueblos de Basaburua y la capital del Reino.
También coincide este tramo con el que debía ocupar una desaparecida calzada romana que venía desde Ultzama.
Veinte minutos después llegamos a un cruce en el que tomamos el camino de la izquierda, que nos conducirá en otros diez minutos más hasta el concejo de Muskitz.
En el cruce con la carretera, la antigua venta que daba cobijo y refrigerio a los viajeros, ubicada en la intersección de los caminos Irunbidea, por el que nosotros transitamos y Larunbeko bidea, como nos explica nuevamente Juantxo Aleman.
También nos habla de la organización político administrativa de estos lugares, en los que la propiedad de las tierras y casas se repartía entre escasos vecinos, quienes se diferenciaban de los inquilinos no propietarios de sus casas (maizter, en euskera) y que eran los que se iban turnando en la administración pública.
Las transmisiones patrimoniales sólo se daban entre ellos, en un círculo cerrado que ha llegado hasta nuestros días, y cuando alguno de los vecinos propietarios tenía necesidad de vender parte de sus tierras o viviendas, tenía derecho a recuperaras al cabo de los años pactados si su situación económica había mejorado (estos plazos podían oscilar entre uno dos años y hasta doscientos años, según lo acordado, siempre ante notario)
Continuamos la marcha saliendo de Muskitz por la carretera y a los 10-15 metros cogiendo el camino que sigue por la izquierda. A un cuarto de hora, nueva parada para escuchar las explicaciones de Juantxo.
Nos encontramos al final del bosque con el emplazamiento de lo que fuese la ermita de San Miguel y su casa adyacente, en el término de Oskotz. A principios del siglo XX, los vecinos, propietarios del lugar, se la repartieron, llevándose cada uno la parte correspondiente de piedras, por lo que no queda en el lugar casi vestigio de lo que fue.
También quedan restos de algunas bordas, que a pesar de que no se permitía construirlas con el fin de ser habitadas, lo fueron durante algún tiempo, contraviniendo las órdenes municipales.
Salimos a una gran campa que debemos atravesar para volver a recuperar el camino, que por la derecha nos conducirá al lugar de Oskotz.
La tormenta que desde hacía unos minutos nos acechaba nos alcanza y nos cae una chaparrada impresionante, aunque afortunadamente nos pilla relativamente cerca de Oskotz,donde nos guarecemos de la lluvia a la entrada de la localidad.
Aunque no era el punto previsto para el amaiketako, aprovechamos la parada para adelantar éste. Son las 11.30 horas y el hambre aprieta.
Tras la tormenta luce el sol tímidamente, lo que nos permite secarnos y reemprender la marcha atravesando la localidad para salir por el lado opuesto al que entramos, en dirección norte, por la carretera y coger enseguida el camino que sale nuevamente a la derecha. Los muros de mampostería de piedra jalonan los bordes de la cañada.
Enseguida llegaremos a Etxaleku, donde admiramos sus impresionantes casonas, mientras atravesamos el pueblo, que lo dejaremos por un camino entre árboles que nos conduce a un tramo de carretera, hasta volver a adentrarnos en el bosque por la cañada.
En esta zona atravesaremos el río Basaburua y siguiendo el ronroneo de su fluir, caminaremos paralelos a su curso durante unos metros hasta llegar a Beramendi.
A nuestra vera admiramos el paisaje en el que las vacas pastan y descansan plácidamente.
Seguimos derechos, cruzando la carretera, y azuzamos un poco el paso. Son las 13,20 horas y todavía nos queda un trecho largo para llegar a Aldatz.
Ascendemos levemente durante unos minutos y cuando llegamos al cambio de rasante dejamos el camino que traíamos y cogemos a la derecha siguiendo las marcas amarilla y blanca del PR.
La zona está totalmente embarrada por las últimas lluvias y tenemos que vadear un pequeño riachuelo, hasta alcanzar un camino mejor que nos conducirá directamente a Aldatz, donde la cabeza del grupo llegamos a las 14,30 h., cinco horas después de salir de Beorburu, aunque descontando paradas informativas, almuerzo, etc., habremos andado cerca de 4 horas.
En Aldatz nos esperan en la sociedad, situada en los bajos del edificio concejil, donde lo primero que hacemos es saciar nuestra sed con unas cervezas que nos saben a gloria.
Durante todo el recorrido nos hemos encontrado con magníficas casonas blasonadas en todos los pueblos que hemos atravesado, como ésta de la imagen, con tejado a cuatro aguas, tomada en Aldatz.
A continuación y tras la llegada de todo el grupo, degustamos la excelente comida que nos han preparado los vecinos, consistente en alubias rojas, cordero al chilindrón y mamia, todo ello regado con sidra y vino, y patxaran casero a los postres.
Un autobús de La Mugiroarra nos conducirá nuevamente a Beorburu para recoger los vehículos que nos llevarán de vuelta a cada uno a nuestros respectivos lugares: Iruña, Berriozar, Tolosa o Donostia, fundamentalmente, no sin antes quedar en repetir la experiencia el año próximo o intentar organizar en breve otra marcha que discurra por la parte de la cañada que recorre el tramo entre Gorriti y Tolosa.
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