Este recorrido por la costa central guipuzcoana lo inicio en la que para muchos es la más koxkera de las localidades costeras vascas y desde luego uno de sus puertos pesqueros más importantes, en estos meses en los que sus barcos han participado en la campaña del bonito.
En la plaza del pueblo, subimos hacia el reciente y flamante Museo Balenciaga y por detrás del mismo, alcanzamos la carretera que asciende hacia el camposanto de la localidad.
Rebasado éste, seguimos por la carretera hasta alcanzar un cruce en el que una vieja señal indicadora de tráfico nos señala la dirección a Santa Bárbara.
El camino sigue siendo asfaltado y vamos dejando a ambos lados algunas de las bodegas del afamado Txakoli de Getaria. Las plantaciones de la uva de la variedad hondarribi zuri flanquean nuestro paseo, mientras a nuestra izquierda queda el Mar Cantábrico, que nos acompañará a lo largo de todo el recorrido.
Llegamos al cruce en el que nos topamos con el GR121, que hacia la derecha sigue hacia Zumaia, cogiendo nosotros el camino a la izquierda en dirección a Zarautz, paralelos a la costa con el mar a nuestra izquierda. La vista sobre el ratón de Getaria sigue siendo impresionante.
Estamos en pleno Camino de Santiago de la Costa. En pocos minutos, veremos a nuestra izquierda, la ermita de Santa Bárbara, construida a principios del siglo XVIII y que domina la ensenada de Zarautz desde el Oeste. Nos desviamos unos metros para visitarla y extasiarnos nuevamente con otra inmejorable vista, esta vez de la playa más extensa de Gipuzkoa, con sus 2.500 m. de longitud.
Unos pocos metros más adelante, a la izquierda nos volvemos a desviar para alcanzar el templete del parque de Vista Alegre, erigido en 1913, y único vestigio de lo que fuese el Palacio del Marqués de Múñiz, y construido con hormigón armado en contraste con sus formas de corte clásico.
Volvemos al cruce y comenzamos a bajar por una calzada empedrada, que algunos consideran formaba parte de la vía romana Agrippa, que recorría la costa cantábrica, aunque no está documentado que bajo el empedrado haya trabajos de acondicionamiento del piso previos, característicos en las calzadas romanas.
Llegamos a Zarautz y por el malecón, icono de la Zarautz veraniega, encaminamos nuestros pasos hacia el extremo opuesto de la playa.
Una vez finalizado el malecón, un camino ligeramente elevado sobre la playa, junto al Golf, nos lleva hasta el pequeño puente de madera que salva la desembocadura de la pequeña regata de Inurritza, hasta hace unas décadas sucia y maloliente y afortunadamente hoy día totalmente regenerada e integrada en su entorno natural.
Ascendemos por la fuerte pendiente por el camino escalonado con traviesas de madera, que sube hacia el monte Talaimendi, admirando las también bellísimas vistas que dejamos a nuestra espalda. Como indica su nombre, este monte se utilizó como atalaya para otear el horizonte y avisar a los pescadores de la presencia de cetáceos, fuente entonces de gran riqueza para la población, como ya comenté en la entrada que dediqué a las ballenas.
Una vez arriba, dejamos el camino que se dirige al camping y seguimos pegados a la costa para descender hacia el cargadero de Malla Harri (Mollarri), restaurado en los últimos años.
En este promontorio rocoso se construyó en 1909 un cargadero para el mineral de hierro que se extraía en las minas de Andazarrate en Asteasu.
La sobreexplotación de los yacimientos mineros vizcaínos, llevó a compañías belgas, francesas e inglesas a interesarse por los cotos mineros guipuzcoanos: Zerain, Berastegi, Irún, Arditurri y éste de Andazarrate donde se extraía una mena de hierro con una pureza del 47-48%.
La distancia en línea recta desde los altos de Andazarrate a esta punta de Mollari era de 11 klómetros que fueron salvados mediante la construcción de un tranvía aéreo con una capacidad de 20 Tns/hora hasta los depósitos que se construyeron para almacenar el material.
Entre este punto y el voladizo o cantilever para la carga de los barcos, era capaz de despachar hasta 150 Tns/hora. Este sistema era más adecuado para salvar los desniveles y además más barato que el transporte mediante animales de carga.
Volvemos hacia el camino y nada más abandonar los restos del conjunto minero, un camino a nuestra izquierda nos conducirá entre arbustos hasta la parte alta del camping dominada por una antena de telecomunicaciones. Rebasada ésta y siempre pegados al litoral continuamos la ascensión hasta llegar al punto desde el que ya alcanzamos a ver la otra vertiente y la bocana de entrada a la ría del Oria.
Éste es el punto utilizado como plataforma de despegue por los aficionados al parapente. Al fondo, la playa de Antilla de Orio y el monte Igeldo.
Desde aquí y por un bosque más cerrado descendemos hacia Orio. Llegaremos a la carretera que flanquea la margen izquierda de la desembocadura del río Oria, y por ella nos dirigimos río arriba hacia el puente que nos permitirá alcanzar la localidad costera, después de pasar por la playa de Oribazar y bajo el viaducto de la autopista A-8.
Toda esta ribera albergó durante siglos los astilleros que hicieron a Orio referente de la construcción naval y que a partir del siglo XVII se especializaron en la construcción de grandes galeones y buques de guerra, aprovechando la abundancia de bosques y el hierro producido en las numerosas ferrerías de la zona. La de Agorregi, en el Parque Natural de Pagoeta, todavía puede visitarse.
Antes de atravesar el puente, la estación de EuskoTren, desde donde podemos coger un tren que nos lleve de vuelta a Zarautz.
También podemos regresar por la pista de hormigón asfaltada que ladea el monte algo más baja que el camino empleado a la ida y que conduce hasta el camping Talaimendi. Junto a éste, merece la pena desviarse hasta la ermita de San Martín de Ibaieta, del siglo XVI.
Aunque la ruta indicada en esta entrada la he descrito en sentido Oeste-este, podemos hacerla al contrario y completarla volviendo a Zarautz por el bonito paseo que une esta localidad con Getaria bordeando el Mar Cantábrico.
Cualquiera de las combinaciones no nos dejará indiferentes ante la belleza de los paisajes recorridos.
En la plaza del pueblo, subimos hacia el reciente y flamante Museo Balenciaga y por detrás del mismo, alcanzamos la carretera que asciende hacia el camposanto de la localidad.
Rebasado éste, seguimos por la carretera hasta alcanzar un cruce en el que una vieja señal indicadora de tráfico nos señala la dirección a Santa Bárbara.
El camino sigue siendo asfaltado y vamos dejando a ambos lados algunas de las bodegas del afamado Txakoli de Getaria. Las plantaciones de la uva de la variedad hondarribi zuri flanquean nuestro paseo, mientras a nuestra izquierda queda el Mar Cantábrico, que nos acompañará a lo largo de todo el recorrido.
Llegamos al cruce en el que nos topamos con el GR121, que hacia la derecha sigue hacia Zumaia, cogiendo nosotros el camino a la izquierda en dirección a Zarautz, paralelos a la costa con el mar a nuestra izquierda. La vista sobre el ratón de Getaria sigue siendo impresionante.
Estamos en pleno Camino de Santiago de la Costa. En pocos minutos, veremos a nuestra izquierda, la ermita de Santa Bárbara, construida a principios del siglo XVIII y que domina la ensenada de Zarautz desde el Oeste. Nos desviamos unos metros para visitarla y extasiarnos nuevamente con otra inmejorable vista, esta vez de la playa más extensa de Gipuzkoa, con sus 2.500 m. de longitud.
Unos pocos metros más adelante, a la izquierda nos volvemos a desviar para alcanzar el templete del parque de Vista Alegre, erigido en 1913, y único vestigio de lo que fuese el Palacio del Marqués de Múñiz, y construido con hormigón armado en contraste con sus formas de corte clásico.
Volvemos al cruce y comenzamos a bajar por una calzada empedrada, que algunos consideran formaba parte de la vía romana Agrippa, que recorría la costa cantábrica, aunque no está documentado que bajo el empedrado haya trabajos de acondicionamiento del piso previos, característicos en las calzadas romanas.
Llegamos a Zarautz y por el malecón, icono de la Zarautz veraniega, encaminamos nuestros pasos hacia el extremo opuesto de la playa.
Una vez finalizado el malecón, un camino ligeramente elevado sobre la playa, junto al Golf, nos lleva hasta el pequeño puente de madera que salva la desembocadura de la pequeña regata de Inurritza, hasta hace unas décadas sucia y maloliente y afortunadamente hoy día totalmente regenerada e integrada en su entorno natural.
Ascendemos por la fuerte pendiente por el camino escalonado con traviesas de madera, que sube hacia el monte Talaimendi, admirando las también bellísimas vistas que dejamos a nuestra espalda. Como indica su nombre, este monte se utilizó como atalaya para otear el horizonte y avisar a los pescadores de la presencia de cetáceos, fuente entonces de gran riqueza para la población, como ya comenté en la entrada que dediqué a las ballenas.
Una vez arriba, dejamos el camino que se dirige al camping y seguimos pegados a la costa para descender hacia el cargadero de Malla Harri (Mollarri), restaurado en los últimos años.
En este promontorio rocoso se construyó en 1909 un cargadero para el mineral de hierro que se extraía en las minas de Andazarrate en Asteasu.
La sobreexplotación de los yacimientos mineros vizcaínos, llevó a compañías belgas, francesas e inglesas a interesarse por los cotos mineros guipuzcoanos: Zerain, Berastegi, Irún, Arditurri y éste de Andazarrate donde se extraía una mena de hierro con una pureza del 47-48%.
La distancia en línea recta desde los altos de Andazarrate a esta punta de Mollari era de 11 klómetros que fueron salvados mediante la construcción de un tranvía aéreo con una capacidad de 20 Tns/hora hasta los depósitos que se construyeron para almacenar el material.
Entre este punto y el voladizo o cantilever para la carga de los barcos, era capaz de despachar hasta 150 Tns/hora. Este sistema era más adecuado para salvar los desniveles y además más barato que el transporte mediante animales de carga.
Desde aquí y por un bosque más cerrado descendemos hacia Orio. Llegaremos a la carretera que flanquea la margen izquierda de la desembocadura del río Oria, y por ella nos dirigimos río arriba hacia el puente que nos permitirá alcanzar la localidad costera, después de pasar por la playa de Oribazar y bajo el viaducto de la autopista A-8.
Antes de atravesar el puente, la estación de EuskoTren, desde donde podemos coger un tren que nos lleve de vuelta a Zarautz.
También podemos regresar por la pista de hormigón asfaltada que ladea el monte algo más baja que el camino empleado a la ida y que conduce hasta el camping Talaimendi. Junto a éste, merece la pena desviarse hasta la ermita de San Martín de Ibaieta, del siglo XVI.
Aunque la ruta indicada en esta entrada la he descrito en sentido Oeste-este, podemos hacerla al contrario y completarla volviendo a Zarautz por el bonito paseo que une esta localidad con Getaria bordeando el Mar Cantábrico.
Cualquiera de las combinaciones no nos dejará indiferentes ante la belleza de los paisajes recorridos.
La zona norte de España se caracteriza por disponer de maravillosas playas. Al estar en el mar cantábrico, muchas de ellas, gozan de muy buenas olas ideales para las personas amantes del surf, kitesurf u otro deporte de equipo. Acude a una tienda especializada y hazte con el material adecuado para disfrutar de la experiencia.
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