Entre el 17 y el 20 de octubre de este mes se han recordado en la ciudad sajona de Leipzig (Lipsia en castellano) los 200 años de la denominada Batalla de las Naciones (Völkerschlacht, en alemán, literalmente Batalla de los Pueblos), así como los 100 años de la construcción del monumento que se erigió en memoria de los combatientes alemanes fallecidos en aquel escenario de la cruzada napoleónica que mantuvo en vilo a Europa durante 12 largos años y al que hoy en día se le ha querido dar un carácter más de reconciliación entre los pueblos que hoy forman la Europa unida.
Recreadores de todo el continente, entre los que me encontraba, hemos participado en la reconstrucción de aquellos hechos considerados como la batalla más importante en cuanto a número de participantes de las hasta entonces celebradas en la historia.
Entre el 16 y 19 de octubre de 1813, las tropas aliadas de Prusia, Rusia, Suecia y Austria, integrantes de la Sexta Coalición se enfrentarán a las tropas de Napoleón en los alrededores de Leipzig.
Las cifras asustan, no sólo desde el punto de vista actual, sino teniendo en cuenta la demografía de la época. La población total de los estados que conforman lo que hoy en día es Alemania ascendía a unos 18 millones. En concreto la ciudad de Leipzig tenía 34.000 habitantes en 1800.
En la Batalla de las Naciones combatieron unos 360.000 efectivos por parte aliada contando los refuerzos que fueron llegando una vez iniciada la contienda y aproximadamente 215.000 en el lado francés.
En total, llegarán a converger en las inmediaciones de Leipzig hasta 580.000 soldados y más de 1.200 cañones.
En cuanto a la procedencia de los diferentes soldados de cada bando, era como sigue:
Aliados:
- 273.000 efectivos procedentes de Bohemia, Silesia y Polonia.
- 115.000 rusos del zar Alejandro I
- 117.000 austriacos del emperador Francisco I
- 77.000 prusianos del ejército de Federico Guillermo III
- 19.000 suecos con el ex-general de Napoleón, cuñado de José Bonaparte, el todavía príncipe de Suecia, Bernadotte, más adelante coronado como rey y fundador de la dinastía que reina actualmente en el país nórdico.
- 30 ingleses.
Grand Armée
- 172.000 franceses.
- 12.000 polacos del Gran Ducado de Varsovia, con el príncipe Poniatowsky a la cabeza.
- 7.000 italianos.
- 6.000 sajones del rey Federico Augusto, que desertarán el último día de la batalla pasándose al bando aliado.
- 5.000 procedentes del Gran Ducado de Baden de Carlos Federico.
- 4.000 del Reino de Wurtemberg.
- 2.500 del Gran Ducado de Hesse.
- 2.500 de la Confederación del Rhin.
- 2.000 soldados del Reino de Nápoles, con el mariscal de Francia y rey, Joaquín Murat a la cabeza.
- 2.000 del Reino de Westfalia.
- 200 del Ducado de Berg.
La contienda se salda con unas bajas de 65.000 hombres en el bando francés por 54.000 en el bando aliado. Cuando hablamos de bajas, no sólo nos referimos a fallecidos, sino también a heridos y prisioneros, aunque gran parte de estos fallecerían en los días posteriores.
Esta batalla, es la mayor de las Guerras Napoleónicas y está considerada como el principio del fin de la hegemonía francesa en Europa, y aunque no es la primera derrota de la Grand Armée sí que supone la primera con la presencia de Napoléon como mando directo de la misma.
La recreación también ha sido una de las mayores de las celebradas en Europa, y se ha desarrollado en escenarios reales de la contienda, al sur de Leipzig, concretamente en los pueblos de Markeeblerg, Dölitz y Lieberwolkwitz.
Nos congregamos más de 6.000 recreadores, de ellos 200 jinetes, y 70 cañones, cifras realmente abrumadoras para un evento de este tipo, además de un número cercano a los 35.000 espectadores en graderíos especialmente instalados para la ocasión.
Los participantes se han alojado en los diversos campamentos instalados, con tiendas de época y donde se recrea la vida del soldado napoleónico lo más cercana posible a la realidad, con fuegos y calderos donde se preparan las comidas, faroles de velas y demás elementos de época. Eso sí, los móviles y cámaras de fotos escondidos en los zurrones.
El pueblo de Lieberwolkwitz además de acoger a uno de los campamentos aliados, se ha ataviado completamente como hace 200 años, con sus escuelas, niños y adultos recreando la vida civil de la época.
En cuanto a la ciudad de Leipzig, sus calles todavía recuerdan en muchos de sus edificios sus 40 años de vida en la República Democrática Alemana, aunque poco a poco ha ido recuperando su carácter de ciudad cultural, sobre todo ligada al mundo de la música.
Lo primero que se encuentra el viajero al llegar a la ciudad es su impresionante Estación Central, en el centro de la ciudad, y erigida en 1915 con un inmenso hall transversal de 267 m. de largo por 32 de ancho y dos grandes halls de entrada.
Abandonada tras la II Guerra Mundial ha sido rehabilitada entre 1995 y 1996, añadiéndole a su uso ferroviario una galería comercial de más de 30.000 m2 en 3 niveles.
Johan Sebastian Bach, fue maestro de música y organista titular en una de sus iglesias, Santo Tomás, y allí compuso buena parte de su obra y está enterrado.
También Mendelshon habitó en la ciudad y Wagner nació en la misma. Sus calles y plazas recuerdan los lugares ligados a la vida de cada uno de ellos.
En las galerías Mädler Passage encontramos en su sótano el restaurante más famoso de la ciudad, el Auerbachs Keller, que data de la primera mitad del siglo XV, visitado asiduamente por Goethe en sus años de estudiante de Derecho en la Universidad de Leipzig. Una de las escenas de Fausto está ambientada en el mismo . Las estatuas de Mefistófeles y Fausto flanquean la entrada.
El poeta alemán Friedrich von Schiller escribió en su casa de Leipzig en 1785 su Oda a la alegría, texto que sería musicalizado con los años por Beethoven, en su Novena Sinfonía, con su movimiento final para coro y solistas, que ha pasado a ser actualmente el Himno europeo.
Otro de los hitos de la importancia del pasado cultural de la ciudad es que también vio nacer al filósofo Leibniz, uno de los más influyentes de los siglos XVII y XVIII, que dejó huella de su saber no sólo en la Historia de la Filosofía, sino en la Matemática, como inventor del cálculo infinitesimal, al tiempo e independientemente que Newton, o la Lógica, con su sistema binario, base de la informática contemporánea. En una de las entradas de la Universidad nos encontramos con la estatua que le recuerda.
También fueron estudiantes de la misma el filósofo sajón Johann Gottlieb Fichte entre 1781 y 1784 quien en 1789 se vería acusado en la conocida como polémica sobre el ateísmo, a raíz de un artículo publicado en el periódico Philosophistes Journal cuya confiscación oficial se hizo en el Ayuntamiento de Leipzig, a iniciativa del Príncipe electo de Sajonia.
También el filósofo sajón Friedrich Wilhem Nietzsche, estudió en sus aulas entre 1865 y 1869, asistiendo a clases de Filología.
Además de la Universidad y sus calles comerciales, el centro de la ciudad cuenta con interesantes edificios de diversas épocas, entre los que destaca el imponente Alte Rathaus, el antiguo ayuntamiento, en la Markt Platz (plaza del mercado).
Además de la Batalla de las Naciones, hay otros dos hechos históricos que marcan a la ciudad.
En el año 1519, invitados por la Universidad, se reúnen en el castillo de Pleissenburg,sobre cuyos cimientos se construyó el actual nuevo Rathaus (ayuntamiento), Martin Lutero y el teólogo católico Johannes Eck, discutiendo en público sobre las cuestiones teológicas que darían lugar al cisma, acontecimiento conocido como "La disputa de Leipzig".
El otro acontecimiento es más reciente pero no por ello más importante y todavía permanece en nuestras retinas a través de los telediarios. El 9 de octubre de 1989, 70.000 personas invaden la ciudad y paralizan el aparato represivo de la Alemania Oriental al grito de "Nosotros somos el pueblo", acontecimiento conocido como Revolución Pacífica de Leipzig, que culminaría con la caída del muro de Berlín un mes más tarde. El germen de la revolución nace de los discursos por la paz que el párroco de la iglesia de San Nicolás da todos los lunes desde el otoño de 1982 y que congrega en el templo neoclásico conocido por sus columnas con forma de palmera a los descontentos con el régimen.
Como colofón, y no menos importante que su riqueza cultural, otro atractivo para visitar la capital sajona, es el ambiente de sus calles, bares y restaurantes, una de las ciudades más animadas que he conocido en Alemania.
Recreadores de todo el continente, entre los que me encontraba, hemos participado en la reconstrucción de aquellos hechos considerados como la batalla más importante en cuanto a número de participantes de las hasta entonces celebradas en la historia.
Entre el 16 y 19 de octubre de 1813, las tropas aliadas de Prusia, Rusia, Suecia y Austria, integrantes de la Sexta Coalición se enfrentarán a las tropas de Napoleón en los alrededores de Leipzig.
Las cifras asustan, no sólo desde el punto de vista actual, sino teniendo en cuenta la demografía de la época. La población total de los estados que conforman lo que hoy en día es Alemania ascendía a unos 18 millones. En concreto la ciudad de Leipzig tenía 34.000 habitantes en 1800.
En la Batalla de las Naciones combatieron unos 360.000 efectivos por parte aliada contando los refuerzos que fueron llegando una vez iniciada la contienda y aproximadamente 215.000 en el lado francés.
En total, llegarán a converger en las inmediaciones de Leipzig hasta 580.000 soldados y más de 1.200 cañones.
En cuanto a la procedencia de los diferentes soldados de cada bando, era como sigue:
Aliados:
- 273.000 efectivos procedentes de Bohemia, Silesia y Polonia.
- 115.000 rusos del zar Alejandro I
- 117.000 austriacos del emperador Francisco I
- 77.000 prusianos del ejército de Federico Guillermo III
- 19.000 suecos con el ex-general de Napoleón, cuñado de José Bonaparte, el todavía príncipe de Suecia, Bernadotte, más adelante coronado como rey y fundador de la dinastía que reina actualmente en el país nórdico.
- 30 ingleses.
Grand Armée
- 172.000 franceses.
- 12.000 polacos del Gran Ducado de Varsovia, con el príncipe Poniatowsky a la cabeza.
- 7.000 italianos.
- 6.000 sajones del rey Federico Augusto, que desertarán el último día de la batalla pasándose al bando aliado.
- 5.000 procedentes del Gran Ducado de Baden de Carlos Federico.
- 4.000 del Reino de Wurtemberg.
- 2.500 del Gran Ducado de Hesse.
- 2.500 de la Confederación del Rhin.
- 2.000 soldados del Reino de Nápoles, con el mariscal de Francia y rey, Joaquín Murat a la cabeza.
- 2.000 del Reino de Westfalia.
- 200 del Ducado de Berg.
La contienda se salda con unas bajas de 65.000 hombres en el bando francés por 54.000 en el bando aliado. Cuando hablamos de bajas, no sólo nos referimos a fallecidos, sino también a heridos y prisioneros, aunque gran parte de estos fallecerían en los días posteriores.
Esta batalla, es la mayor de las Guerras Napoleónicas y está considerada como el principio del fin de la hegemonía francesa en Europa, y aunque no es la primera derrota de la Grand Armée sí que supone la primera con la presencia de Napoléon como mando directo de la misma.
La recreación también ha sido una de las mayores de las celebradas en Europa, y se ha desarrollado en escenarios reales de la contienda, al sur de Leipzig, concretamente en los pueblos de Markeeblerg, Dölitz y Lieberwolkwitz.
Nos congregamos más de 6.000 recreadores, de ellos 200 jinetes, y 70 cañones, cifras realmente abrumadoras para un evento de este tipo, además de un número cercano a los 35.000 espectadores en graderíos especialmente instalados para la ocasión.
Los participantes se han alojado en los diversos campamentos instalados, con tiendas de época y donde se recrea la vida del soldado napoleónico lo más cercana posible a la realidad, con fuegos y calderos donde se preparan las comidas, faroles de velas y demás elementos de época. Eso sí, los móviles y cámaras de fotos escondidos en los zurrones.
El pueblo de Lieberwolkwitz además de acoger a uno de los campamentos aliados, se ha ataviado completamente como hace 200 años, con sus escuelas, niños y adultos recreando la vida civil de la época.
En cuanto a la ciudad de Leipzig, sus calles todavía recuerdan en muchos de sus edificios sus 40 años de vida en la República Democrática Alemana, aunque poco a poco ha ido recuperando su carácter de ciudad cultural, sobre todo ligada al mundo de la música.
Lo primero que se encuentra el viajero al llegar a la ciudad es su impresionante Estación Central, en el centro de la ciudad, y erigida en 1915 con un inmenso hall transversal de 267 m. de largo por 32 de ancho y dos grandes halls de entrada.
Abandonada tras la II Guerra Mundial ha sido rehabilitada entre 1995 y 1996, añadiéndole a su uso ferroviario una galería comercial de más de 30.000 m2 en 3 niveles.
Johan Sebastian Bach, fue maestro de música y organista titular en una de sus iglesias, Santo Tomás, y allí compuso buena parte de su obra y está enterrado.
También Mendelshon habitó en la ciudad y Wagner nació en la misma. Sus calles y plazas recuerdan los lugares ligados a la vida de cada uno de ellos.
En las galerías Mädler Passage encontramos en su sótano el restaurante más famoso de la ciudad, el Auerbachs Keller, que data de la primera mitad del siglo XV, visitado asiduamente por Goethe en sus años de estudiante de Derecho en la Universidad de Leipzig. Una de las escenas de Fausto está ambientada en el mismo . Las estatuas de Mefistófeles y Fausto flanquean la entrada.
El poeta alemán Friedrich von Schiller escribió en su casa de Leipzig en 1785 su Oda a la alegría, texto que sería musicalizado con los años por Beethoven, en su Novena Sinfonía, con su movimiento final para coro y solistas, que ha pasado a ser actualmente el Himno europeo.
Otro de los hitos de la importancia del pasado cultural de la ciudad es que también vio nacer al filósofo Leibniz, uno de los más influyentes de los siglos XVII y XVIII, que dejó huella de su saber no sólo en la Historia de la Filosofía, sino en la Matemática, como inventor del cálculo infinitesimal, al tiempo e independientemente que Newton, o la Lógica, con su sistema binario, base de la informática contemporánea. En una de las entradas de la Universidad nos encontramos con la estatua que le recuerda.
También fueron estudiantes de la misma el filósofo sajón Johann Gottlieb Fichte entre 1781 y 1784 quien en 1789 se vería acusado en la conocida como polémica sobre el ateísmo, a raíz de un artículo publicado en el periódico Philosophistes Journal cuya confiscación oficial se hizo en el Ayuntamiento de Leipzig, a iniciativa del Príncipe electo de Sajonia.
También el filósofo sajón Friedrich Wilhem Nietzsche, estudió en sus aulas entre 1865 y 1869, asistiendo a clases de Filología.
Además de la Universidad y sus calles comerciales, el centro de la ciudad cuenta con interesantes edificios de diversas épocas, entre los que destaca el imponente Alte Rathaus, el antiguo ayuntamiento, en la Markt Platz (plaza del mercado).
Además de la Batalla de las Naciones, hay otros dos hechos históricos que marcan a la ciudad.
En el año 1519, invitados por la Universidad, se reúnen en el castillo de Pleissenburg,sobre cuyos cimientos se construyó el actual nuevo Rathaus (ayuntamiento), Martin Lutero y el teólogo católico Johannes Eck, discutiendo en público sobre las cuestiones teológicas que darían lugar al cisma, acontecimiento conocido como "La disputa de Leipzig".
El otro acontecimiento es más reciente pero no por ello más importante y todavía permanece en nuestras retinas a través de los telediarios. El 9 de octubre de 1989, 70.000 personas invaden la ciudad y paralizan el aparato represivo de la Alemania Oriental al grito de "Nosotros somos el pueblo", acontecimiento conocido como Revolución Pacífica de Leipzig, que culminaría con la caída del muro de Berlín un mes más tarde. El germen de la revolución nace de los discursos por la paz que el párroco de la iglesia de San Nicolás da todos los lunes desde el otoño de 1982 y que congrega en el templo neoclásico conocido por sus columnas con forma de palmera a los descontentos con el régimen.
Como colofón, y no menos importante que su riqueza cultural, otro atractivo para visitar la capital sajona, es el ambiente de sus calles, bares y restaurantes, una de las ciudades más animadas que he conocido en Alemania.
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