Leo con alivio que tras el acuerdo entre la Confederación Hidrográfica y el Ayuntamiento de Tolosa, se desbloquea el plan de regeneración de la zona norte del Casco Viejo tolosarra comprendida entre la Plaza de Gorriti y el solar que ocupaba el ya desgraciadamente derribado edificio de Gráficas Laborde y Labayen. Con la demolición de este último se perdió una magnífica oportunidad de preservar un inmueble con un innegable valor arquitectónico y que bien podía haber albergado un necesario Museo del Papel en nuestra villa.
Mi alegría se acrecienta al leer que se rectifica, aunque no por convicción, sino por necesidad, la decisión inicial de derribar también el actual Hostal Oyarbide.
El acuerdo con la entidad hidrográfica ha hecho necesario cambiar el plan inicial y ello posibilita que se conserve el histórico edificio, derribando únicamente los anexos que lo afeaban y le quitaban valor.
El actual Hostal Oyarbide, para la gente de mi generación, Hostal Ereñaga y anteriormente Fonda Martija y Hostal Mendia es uno de los edificios hosteleros más antiguos de Gipuzkoa ya que desde su construcción en el año 1800 hasta la fecha, con mayor o menor éxito, ha venido manteniendo su cometido de hospedaje.
Como refleja nuestro amigo José Antonio Recondo en su obra "El Camino Real de Tolosa a Pamplona" (2010), la construcción del Camino Real de Coches de Madrid a Irún en 1780 y el Ramal de Tolosa a Pamplona en 1793, propició que nuestra villa se convirtiera en lugar de parada de múltiples viajeros de la península que se dirigían en diligencia a Francia o viceversa, como lo atestiguan las referencias que dejaron muchos de ellos.
Ya hice referencia a ellas en otra entrada de este blog titulada Viajeros y Tolosa, con motivo de la presentación del citado trabajo de Recondo.
Es conocida la visita del escritor Víctor Hugo en agosto de 1843 con su amante, la actriz Julieta Drouet, aunque antes lo hicieron otros como el general inglés Andrew Thomas Blayney, quien recorrió la península como prisionero de guerra de los franceses durante el año 1810 desde Fuengirola, donde fue hecho prisionero, hasta pasar la frontera por Irún.
El trato privilegiado a los oficiales prisioneros era una práctica común en los primeros años del siglo XIX. Los grandes ejércitos europeos se nutrían de jóvenes aristócratas para cubrir sus plazas de oficiales y cuando caían prisioneros, una solidaridad de clase y la confianza que otorgaba su común educación hacían que fuesen tratados más como huéspedes que como reos.
De nuestra villa refiere lo siguiente: "El 15 de enero por la mañana nos pusimos en camino. El país era muy montañoso y estaba, ya cubierto de árboles, ya bien cultivado... Al mediodía llegamos a la antigua Iturissa (en esta denominación coincidirá luego Víctor Hugo), situada en las orillas del Araxes y del Oria, sobre los que había dos hermosos puentes. Vimos a varios vizcaínos reunidos en el mercado. Tenían aspecto de vivir sin privaciones y parecían de modales amables. Las mujeres de esta provincia son célebres por su belleza y las que tuve ocasión de ver no me parecieron estar por debajo de su reputación. El mercado estaba bien surtido de toda clase de comestibles. Encontramos en Tolosa una excelente posada, lo que es muy raro en los pueblos de España".
Mi alegría se acrecienta al leer que se rectifica, aunque no por convicción, sino por necesidad, la decisión inicial de derribar también el actual Hostal Oyarbide.
El acuerdo con la entidad hidrográfica ha hecho necesario cambiar el plan inicial y ello posibilita que se conserve el histórico edificio, derribando únicamente los anexos que lo afeaban y le quitaban valor.
El actual Hostal Oyarbide, para la gente de mi generación, Hostal Ereñaga y anteriormente Fonda Martija y Hostal Mendia es uno de los edificios hosteleros más antiguos de Gipuzkoa ya que desde su construcción en el año 1800 hasta la fecha, con mayor o menor éxito, ha venido manteniendo su cometido de hospedaje.
Como refleja nuestro amigo José Antonio Recondo en su obra "El Camino Real de Tolosa a Pamplona" (2010), la construcción del Camino Real de Coches de Madrid a Irún en 1780 y el Ramal de Tolosa a Pamplona en 1793, propició que nuestra villa se convirtiera en lugar de parada de múltiples viajeros de la península que se dirigían en diligencia a Francia o viceversa, como lo atestiguan las referencias que dejaron muchos de ellos.
Ya hice referencia a ellas en otra entrada de este blog titulada Viajeros y Tolosa, con motivo de la presentación del citado trabajo de Recondo.
Es conocida la visita del escritor Víctor Hugo en agosto de 1843 con su amante, la actriz Julieta Drouet, aunque antes lo hicieron otros como el general inglés Andrew Thomas Blayney, quien recorrió la península como prisionero de guerra de los franceses durante el año 1810 desde Fuengirola, donde fue hecho prisionero, hasta pasar la frontera por Irún.
El trato privilegiado a los oficiales prisioneros era una práctica común en los primeros años del siglo XIX. Los grandes ejércitos europeos se nutrían de jóvenes aristócratas para cubrir sus plazas de oficiales y cuando caían prisioneros, una solidaridad de clase y la confianza que otorgaba su común educación hacían que fuesen tratados más como huéspedes que como reos.
De nuestra villa refiere lo siguiente: "El 15 de enero por la mañana nos pusimos en camino. El país era muy montañoso y estaba, ya cubierto de árboles, ya bien cultivado... Al mediodía llegamos a la antigua Iturissa (en esta denominación coincidirá luego Víctor Hugo), situada en las orillas del Araxes y del Oria, sobre los que había dos hermosos puentes. Vimos a varios vizcaínos reunidos en el mercado. Tenían aspecto de vivir sin privaciones y parecían de modales amables. Las mujeres de esta provincia son célebres por su belleza y las que tuve ocasión de ver no me parecieron estar por debajo de su reputación. El mercado estaba bien surtido de toda clase de comestibles. Encontramos en Tolosa una excelente posada, lo que es muy raro en los pueblos de España".
La posada Mendia nace en 1800 al finalizar el siglo XVIII, por iniciativa de Pedro Juan Mendia Izaguirre (Olaberria 1734, Tolosa 1813), maestro de Postas, quien instala en sus bajos la nueva casa de Postas, que hasta entonces había estado situada en la calle Correo, número 9.
En la que hoy llamaríamos su acta de posesión del nuevo empleo en 1777, se comprometía por cuatro años para la conducción de las dos malas (valija de correo o posta ordinaria) semanales en la ida y vuelta desde Tolosa a las siguientes postas (Urnieta hacia el norte y Villafranca (hoy Ordizia), al sur. Para ello aseguraba que dispondría de al menos cinco caballos debidamente pertrechados y alimentados en su casa y no fuera de ella en pastos o dehesas, con el fin de que estuviesen siempre prestos a conducir las malas ordinarias o cualquiera extraordinaria que pudiera surgir por necesidades del estado.
Renovará la licencia hasta un año antes de su muerte acaecida en los primeros años del nuevo siglo.
La actual Plaza Gorriti, en honor del que fuese insigne músico Felipe Gorriti Osambela (Huarte Arakil 1839, Tolosa 1896), que vivió en la misma, precisamente frente al edificio que nos ocupa, mantiene su fisonomía actual desde que, bautizada como plaza de Arramele, en 1803 se derribase la casa Zaldibia que la cerraba al norte y el puente antiguo que obligaban a las nuevas y rápidas diligencias a frenar bruscamente al finalizar la calle Correo y girar 90º para enfilar el puente.
A Pedro Juan Mendia le sucedería en el cargo Ramón Elorrio Martija (Tolosa 1773-1855) y es a él a quien los herederos de su antecesor arriendan el edificio que seguirá manteniendo el nombre de Hostal Mendia.
Enfrente del mismo existió también otro establecimiento hotelero muy reputado en la época, la Casa Fonda Sistiaga, en el que se alojó Víctor Hugo en su viaje antes reseñado de 1843, así como el 3 de abril de 1849, siendo entonces Tolosa capital de Gipuzkoa, ante un sorprendido notario y secretario de la villa Juan Fermín de Furundarena, abdicará Carlos Alberto de Saboya, rey de Cerdeña. Poco podía imaginar entonces que pocos años después su hijo sería Rey de la Italia unificada, y menos que los tolosanos entre los que se encontraba serían súbditos de su nieto Amadeo, entonces un niño, eso sí, de forma efímera (1871-1873), dando paso a la Primera República (1873-1874), en pleno conflicto de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Convulso siglo el XIX.
La primera compañía de diligencias se establece en Madrid en 1819 con el nombre de Compañía de Diligencias Generales. En la segunda mitad del siglo, la compañía Diligencias Peninsulares, posteriormente denominada Postas Peninsulares, gestiona en solitario todos los recorridos de larga distancia de la península. Los maestros de postas son elementos clave, ya que se responsabilizan del servicio de viajeros, de la conducción y entrega de la correspondencia, de las comidas, alojamientos, caballerías, etc...
Siguiendo el libro de Recondo, vemos que en 1845, el referido maestro de postas Ramón Elorrio poseía 11 caballerías, tres postillones y un carro.
En Tolosa, la compañía tiene su cochera en el bajo del Hostal y la cuadra en la planta baja de la casa situada en la confluencia de la calle Emperador y la Plaza Gorriti.
Todavía hoy en la fachada del hostal se mantiene un cartel indicador que recuerda el paso de vehículos de tracción animal.
Este ir y venir continuo de diligencias y carros haría que popularmente se conociese a la plaza, auténtica área de servicio de la época, como "de los cocheros". Allí paraban todos los correos y diligencias que se dirigían o venían a Francia, Madrid, Zaragoza, Betelu, Azkoitia o Bergara. La inauguración del Gran Hotel Balneario de Betelu en 1883 supondría un incremento del tráfico de bañistas que se dirigían a tomar las aguas en la localidad navarra.
Así llegamos al siglo XX, en el que Agustín Martija y José Domingo Etxabe crean la Compañía de diligencias Etxabe y Martija (1902), que conectaba Tolosa con Azkoitia, Berastegi y Betelu., regentando además el Hostal Mendia.
Algunos desgraciados accidentes harían perder prestigio a la empresa y los dos socios emprenderán caminos separados, quedándose Agustín Martija con el Hostal Mendia, rebautizado como Fonda Martija y con las líneas a Betelu y Azkoitia, mientras Etxabe se queda con la línea a Berastegui. A los pocos años, todos los vehículos son ya a motor y en 1921 ambas compañías ya sólo tienen autobuses.
La Guerra Civil (1936-1939) supondrá un quebranto para ambas empresas, ya que se ven obligadas a poner sus autobuses al servicio de las tropas sublevadas. La Compañía Martija no sobreviviría a la guerra, mientras la empresa de Etxabe siguió operando hasta hace unos pocos años en el trayecto entre Tolosa y Berastegi.
El edificio hostelero cambiará de propietarios y pasará a denominarse Hostal Ereñaga, siendo durante muchos años uno de los pocos negocios hoteleros de Tolosa. Sobre el edificio anexo utilizado como garaje de coches junto al río, contaba con una elegante terraza.
En los años 90 del pasado siglo pasará a ser Hostal Oyarbide, manteniéndose como tal en la actualidad.
Esperemos que el acuerdo al que nos referíamos al inicio sea una realidad y este edificio como todo su entorno tengan el tratamiento que por su singularidad e historia se merecen. Con más de doscientos años a sus espaldas como establecimiento hotelero merece seguir en pie, testigo del paso de nuevos viajeros.
En la que hoy llamaríamos su acta de posesión del nuevo empleo en 1777, se comprometía por cuatro años para la conducción de las dos malas (valija de correo o posta ordinaria) semanales en la ida y vuelta desde Tolosa a las siguientes postas (Urnieta hacia el norte y Villafranca (hoy Ordizia), al sur. Para ello aseguraba que dispondría de al menos cinco caballos debidamente pertrechados y alimentados en su casa y no fuera de ella en pastos o dehesas, con el fin de que estuviesen siempre prestos a conducir las malas ordinarias o cualquiera extraordinaria que pudiera surgir por necesidades del estado.
Renovará la licencia hasta un año antes de su muerte acaecida en los primeros años del nuevo siglo.
La actual Plaza Gorriti, en honor del que fuese insigne músico Felipe Gorriti Osambela (Huarte Arakil 1839, Tolosa 1896), que vivió en la misma, precisamente frente al edificio que nos ocupa, mantiene su fisonomía actual desde que, bautizada como plaza de Arramele, en 1803 se derribase la casa Zaldibia que la cerraba al norte y el puente antiguo que obligaban a las nuevas y rápidas diligencias a frenar bruscamente al finalizar la calle Correo y girar 90º para enfilar el puente.
A Pedro Juan Mendia le sucedería en el cargo Ramón Elorrio Martija (Tolosa 1773-1855) y es a él a quien los herederos de su antecesor arriendan el edificio que seguirá manteniendo el nombre de Hostal Mendia.
Enfrente del mismo existió también otro establecimiento hotelero muy reputado en la época, la Casa Fonda Sistiaga, en el que se alojó Víctor Hugo en su viaje antes reseñado de 1843, así como el 3 de abril de 1849, siendo entonces Tolosa capital de Gipuzkoa, ante un sorprendido notario y secretario de la villa Juan Fermín de Furundarena, abdicará Carlos Alberto de Saboya, rey de Cerdeña. Poco podía imaginar entonces que pocos años después su hijo sería Rey de la Italia unificada, y menos que los tolosanos entre los que se encontraba serían súbditos de su nieto Amadeo, entonces un niño, eso sí, de forma efímera (1871-1873), dando paso a la Primera República (1873-1874), en pleno conflicto de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Convulso siglo el XIX.
La primera compañía de diligencias se establece en Madrid en 1819 con el nombre de Compañía de Diligencias Generales. En la segunda mitad del siglo, la compañía Diligencias Peninsulares, posteriormente denominada Postas Peninsulares, gestiona en solitario todos los recorridos de larga distancia de la península. Los maestros de postas son elementos clave, ya que se responsabilizan del servicio de viajeros, de la conducción y entrega de la correspondencia, de las comidas, alojamientos, caballerías, etc...
Siguiendo el libro de Recondo, vemos que en 1845, el referido maestro de postas Ramón Elorrio poseía 11 caballerías, tres postillones y un carro.
En Tolosa, la compañía tiene su cochera en el bajo del Hostal y la cuadra en la planta baja de la casa situada en la confluencia de la calle Emperador y la Plaza Gorriti.
Todavía hoy en la fachada del hostal se mantiene un cartel indicador que recuerda el paso de vehículos de tracción animal.
Este ir y venir continuo de diligencias y carros haría que popularmente se conociese a la plaza, auténtica área de servicio de la época, como "de los cocheros". Allí paraban todos los correos y diligencias que se dirigían o venían a Francia, Madrid, Zaragoza, Betelu, Azkoitia o Bergara. La inauguración del Gran Hotel Balneario de Betelu en 1883 supondría un incremento del tráfico de bañistas que se dirigían a tomar las aguas en la localidad navarra.
Así llegamos al siglo XX, en el que Agustín Martija y José Domingo Etxabe crean la Compañía de diligencias Etxabe y Martija (1902), que conectaba Tolosa con Azkoitia, Berastegi y Betelu., regentando además el Hostal Mendia.
Algunos desgraciados accidentes harían perder prestigio a la empresa y los dos socios emprenderán caminos separados, quedándose Agustín Martija con el Hostal Mendia, rebautizado como Fonda Martija y con las líneas a Betelu y Azkoitia, mientras Etxabe se queda con la línea a Berastegui. A los pocos años, todos los vehículos son ya a motor y en 1921 ambas compañías ya sólo tienen autobuses.
La Guerra Civil (1936-1939) supondrá un quebranto para ambas empresas, ya que se ven obligadas a poner sus autobuses al servicio de las tropas sublevadas. La Compañía Martija no sobreviviría a la guerra, mientras la empresa de Etxabe siguió operando hasta hace unos pocos años en el trayecto entre Tolosa y Berastegi.
En los años 90 del pasado siglo pasará a ser Hostal Oyarbide, manteniéndose como tal en la actualidad.
Esperemos que el acuerdo al que nos referíamos al inicio sea una realidad y este edificio como todo su entorno tengan el tratamiento que por su singularidad e historia se merecen. Con más de doscientos años a sus espaldas como establecimiento hotelero merece seguir en pie, testigo del paso de nuevos viajeros.
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