Hace unos días hemos celebrado un año más el "Alarde de Tolosa" durante las fiestas de San Juan, también conocido como " Alarde de Escopeteros".
Fuente: Tolosako Udala |
Hay cierto desconocimiento acerca de su origen y por otra parte, en diferentes medios e incluso en la página web del Ayuntamiento de Tolosa, se le vincula con la Batalla de Beotibar, hecho histórico acontecido en el lugar conocido por ese nombre el 19 de septiembre de 1321.
Se trata de una victoria de las milicias tolosarras y guipuzcoanas frente a las tropas navarras, que tras recuperar unos días antes el castillo de Gorriti, como represalia, incursionaron en territorio guipuzcoano. Después de tomar Berastegi, continuaron hacia Tolosa, hasta que los guipuzcoanos les derrotaron en el pequeño desfiladero de Beotibar, entre Tolosa y Berrobi.
Hay cierta unanimidad en considerar que la Bordon-dantza o Pordon-dantza rememora esta batalla, aunque no hay certeza de ello. Si bien los historiadores del siglo XVI como el Bachiller Zaldibia o Garibay no recogen esta tradición, a partir del siglo siguiente, tanto Isasti como Henao sí que lo reflejan. Este último en sus "Averiguaciones" (1689) así nos lo relata:
" Celebra Tolosa todos los años la fiesta de su Patrón tutelar San Juan Bautista, con la danza que llaman Bordón, en tres días continuos, por ser tradición asentada que después de la victoria volvieron los vencedores en forma de triunfo, danzando enlazados con las armas, que ganaron a los enemigos. Ya para mayor recuerdo de trofeos tan memorables, salen todas aquellas tres tardes todos los de la villa, hombres y mujeres, guiados de la bordon-dantza al campo de Iguerondo, que dista muy poco del de Beotibar, siendo alegre regocijo de de la fiesta este entretenimiento que representa a la vuelta los gloriosos despojos adquiridos por sus antepasados y sirve de incitativo a los descendientes para que les imiten en facciones heroicas"
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Bordondantza en Tolosa, litografía de 1878 |
La referencia de Henao confirmó la tradición local y en cierta manera le dio rango de verdad histórica a lo que hasta entonces era una leyenda. A partir de éste, la atribución a este hecho histórico se fue replicando hasta nuestros días. En cualquier caso, sea leyenda o certeza, el recuerdo de la gesta sigue vivo en el imaginario popular.
Si no hay certeza en cuanto a la ligazón entre Batalla de Beotibar y Bordon-dantza, en lo que respecta a los escopeteros esta relación es aún menos clara.
Ambas manifestaciones culturales vinculadas a la fiesta de San Juan han estado siempre muy relacionadas, por lo que la atribución del origen de una de ellas se ha mimetizado al de la otra.
Lo cierto es que siguiendo a Julio Caro Baroja los alardes ligados a la celebración del solsticio de verano son un fenómeno común en muchos otros lugares de Europa cercanos a la cultura celta desde la Edad de Hierro, aunque de ello no podemos inferir que los actuales tengan su origen en esas celebraciones.
Como nos recuerda Carlos Rilova Jericó en su trabajo "La pólvora de San Juan. Alardes y Milicia en Tolosa. 1456-1876" (2008) si queremos ser estrictos y basarnos en documentos que han llegado hasta nuestros días, nos podemos remontar hasta finales del siglo XIV y los inicios del XV, que no es poco, para entender las celebraciones actuales. En Gipuzkoa es la época de la Guerra de Bandos de los Parientes Mayores. Con ellas, llegan la pólvora, las armas de fuego y la organización militar de las villas como defensa ante las consecuencias que en los incipientes entornos urbanos generan las luchas entre los linajes banderizos.
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Gárgolas y escudo de la Torre Andia en Tolosa |
El Padre Larramendi, en su "Corografía de Guipúzcoa", escrita en 1756, nos describe como cada Ayuntamiento disponía de un pequeño arsenal o armería en donde "están guardados los fusiles, bayonetas, frascos para pólvora, cartucheras y lo demás, todo con mucho orden y división; y en muchas se conservan las picas antiguas y mosquetes, con sus horquillas y otras armaduras de la antigüedad".
En caso de guerra todo guipuzcoano entre los 18 y 60 años podía ser convocado por las Juntas Generales para contribuir a la defensa de la frontera, aunque no tenían obligación de salir fuera del territorio de la provincia, excepto indicación expresa de las Juntas Generales, que eran quienes ejercían la autoridad. El Fuero obligaba a ser leal al Rey pero no a las instituciones del Estado central, como el Ejército.
En el Reglamento de los Tercios de Guipúzcoa aprobado en las Juntas Generales de Bergara el 17 de julio de 1827, los artículos 27 al 37 tratan de la instrucción que tenía lugar los domingos en el sitio designado por el Ayuntamiento y por espacio de dos horas. Cada quince días se reunía la compañía, cuando pertenecía a diversos pueblos, suministrando los Ayuntamientos en tales casos un cuartillo de vino y una libra de pan a los individuos de cada tercio. Completada la instrucción de las compañías, se reunía el batallón el día fijado por el comandante, previo aviso al coronel y éste á la Diputación, haciéndolo, por lo menos, una vez cada dos meses y durando esta reunión dos días, en los cuales se les suministraba ración de pan, carne y vino de los fondos de la Caja general. El Diputado general en ejercicio, acompañado del coronel, pasaba siempre revista anual a todos los cuerpos del armamento foral, sin perjuicio de que el coronel lo hiciese con más frecuencia.
Estas Milicias Forales se utilizaron en repetidas ocasiones para otras funciones que las estrictamente de defensa del territorio. En ocasiones puntuales pero repetidas, ejercieron de fuerza policial. Como ejemplo, las Machinadas del siglo XVIII.
Y también fueron utilizadas con carácter ceremonial y en celebraciones festivas. Hay numerosas referencias a dicho uso en las actas municipales, desde la segunda mitad del siglo XIV hasta finales del XVIII.
Bandera utilizada por los Tercios Forales |
Pablo Gorosabel, referencia ineludible para abordar la historia de Tolosa, nos describe en su "Bosquejo de las Antigüedades, Gobierno, Administración y otras cosas notables de la Villa de Tolosa" (1853) los actos de las fiestas de San Juan donde podemos ver que ya en 1622 existe la costumbre de los alardes con unos actos similares a los actuales, y que además de en dicha fecha se celebraban también los días del Corpus y San Roque.
"Según consta de las actas de 23 y 31 de Mayo de 1622, esta villa acostumbró desde los tiempos más remotos celebrar con regocijos públicos la festividad de su patrono San Juan Bautista; y hasta época bastante reciente se hacían también por San Roque y Corpus Cristi. Las demostraciones principales de estas tres fiestas civiles consistían en músicas de tamboriles, bailes de plaza, fogatas en las calles, corridas de toros o novilladas, alardes de Tercios y otras acostumbradas en esta provincia. Además solía haber por Corpus danzas de espadas, y también se traían muchas veces bailarines aún de Valencia, para que fuesen bailando por delante de la procesión, los cuales no podían menos de costar mucho dinero por razón de su largo viaje, estancia y demás. En el día las fiestas de San Juan empiezan desde el día anterior por la tarde, en la que el Ayuntamiento va a vísperas a Santa Maria, y concluidas estas a la ermita de San Juan de Arramele a completas, acompañado del clero del cabildo eclesiástico. El día del mismo Santo por la mañana el Ayuntamiento va a la solemne misa mayor, que suele cantarse en dicha parroquia, a la que precede procesión por las calles con alarde de jóvenes armados que hacen descargas en los extremos del pueblo y junto a la iglesia al pasar la expresada procesión. A la tarde concurre así bien la corporación municipal a vísperas a la parroquia y a completas a la capilla de San Juan con acompañamiento de tamboriles y la música marcial de aficionados; y en seguida suele haber en la plaza novillada y baile del país, concluido el cual se va al prado de Iguerondo".
Como vemos, no es algo novedoso la celebración del Alarde de Tolosa, sino un evento profundamente enraizado en la historia local y no dejó de celebrarse en la festividad de San Juan a pesar de la desaparición de las Milicias como fuerza militar tras la definitiva abolición foral de 1876.
El 22 de junio de 1890 el número 20 de la revista "La Galerna. Semanario koshkero" editada en San Sebastián, dedica buena parte del mismo a las Fiestas de Tolosa, y cuando describe los actos hace referencia al Alarde como parte de esas celebraciones tradicionales:
" A partir de esa época es fama que se celebró siempre el día del santo protector, con funciones suntuosas y regocijos públicos. Estos regocijos consistían en música de tamboriles, bailes públicos, hogueras en las calles y plazas, novilladas, alarde de Tercios y otros por el estilo"
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Ilustraciones en el semanario La Galerna, 1890 |
Hasta aquí siempre figuró como un evento diferenciado de la Bordon-dantza. En las ilustraciones que acompañan a la noticia, también podemos ver en el centro el Alarde de escopeteros con pífano y tambor con una curiosa rima como pie de imagen:
van como van anualmente
a dar sustos a la gente
tirando a San Juan Bautista"
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Escopeteros 1919. Fondo Ricardo Martín. Fototeca Kutxa |
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Escopeteros 1922. Fondo Ricardo Martín. Fototeca Kutxa |
y el texto que acompaña la fotografía es similar.
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Escopeteros en la década de los 70. Fuente: Antigua Tolosa |
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Escopeteros 1983. Fuente: GureGipuzkoa.net |
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